¿En quién confiar?
En Colombia cada vez estamos más convencidos de que los líderes de nuestra sociedad nos mienten. Los periodistas y reporteros encabezamos la lista.
¿A quién debo creerle?
Recomiéndame a quién leer o dónde informarme, me dijo hace semanas una amiga del colegio.
Se me ocurrió recomendarle las fuentes de información que elegí yo hace un tiempo, pero me pareció que sería también una recomendación sesgada.
Entonces solo atiné a decirle que consultara muchas fuentes, que conociera nuevos medios, que leyera a quienes pensaban distinto y que, con el tiempo, seguramente tendría un criterio para decantar a varios de esos y quedarse con quien le generara más confianza.
Pero, ¿confianza?
En la encuesta de confianza que Edelman realizó en 2021, uno de los resultados mostraba que en Colombia cada vez estamos más convencidos de que los líderes de nuestra sociedad nos mienten. Y aquí va la cereza: con un porcentaje del 80 % los periodistas y reporteros encabezábamos la lista, seguidos muy de cerca por el 78 % que tuvieron los políticos y líderes de gobierno del país.
¿Qué recomendarle a quien quiere informarse bien? ¿Cómo depurar la información que nos llega? ¿De qué forma leer a periodistas/políticos y líderes de opinión? ¿En quiénes podríamos confiar?
De un lado (y esto lo digo con inmenso dolor) los medios nacionales parece que siguen convencidos del poder que en algún momento tuvieron, veo pocos ejercicios en los que se demuestre algo de innovación o una propuesta distinta de mayor impacto, las prácticas internas y los salarios de los reporteros, dan vergüenza. No hay presupuesto para buenas investigaciones ni proyección: el trabajo empieza en la mañana y termina en la tarde. De futuro poco se habla. Y se nota.
Los columnistas, por otro lado, tenemos una responsabilidad enorme con quienes nos confían la lectura de lo que compartimos, pero no somos fuente de información para entender el panorama completo de ningún tema.
Hay buenos esfuerzos en medios locales donde los gritos de denuncia son mucho mayores luego de que la corrupción se escondiera en las regiones, donde las noticias generan menos eco nacional. Pero sigue siendo insuficiente.
Medios alternativos, independientes, portales personales de líderes de opinión, podcast. Muchos valen la pena, claro.
Pero la pregunta sigue: ¿cómo elegir en quién confiar?
Y como soy periodista y escribo esta columna, me hago responsable y a la vez soy doliente porque también desconfío de tantas voces notables y de tantos políticos buscando visibilidad. Hoy vengo del lado de donde se hacen las preguntas.
Tal vez por ahí, alguien que lea esto, tenga ideas de qué caminos posibles podemos construir para volver a confiar y de pronto así, informarnos mejor.
Votar mejor.
Tomar mejores decisiones para todos. La información sí determina el camino.