En Siria, una paz fea es mejor que más guerra
Por JIMMY CARTER
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En su cumbre en Helsinki, Finlandia, el presidente Donald Trump y el presidente de Rusia Vladimir Putin supuestamente acordaron ponerle fin a la guerra siria y mover las fuerzas iraníes lejos de la frontera sirio-israelí. Trump también ha indicado que está dispuesto a aceptar que el presidente Bashar Assad permanezca en la presidencia y está preparado a sacar las fuerzas estadounidenses de Siria. Esto es un comienzo. Pero se necesita más para ponerle fin a la violencia en Siria.
A partir de 2011, las potencias occidentales y del Medio Oriente se unieron en torno al lema “Assad debe irse”. Este enfoque singular en el destino del presidente sirio endureció las posiciones en todos los lados y dificultó mucho la exploración de otras opciones.
Los llamados para el cambio de régimen han disminuido desde entonces, pero aún hay algunas voces en los círculos políticos occidentales que exigen una transición completa de poder del gobierno de Assad. Un mejor manejo en este momento sería poner a prueba la habilidad del gobierno sirio para embarcar hacia un nuevo rumbo que tiene la posibilidad de ponerle fin a la guerra.
Países occidentales, incluyendo a los Estados Unidos, deberían volver a comprometerse gradualmente con el gobierno sirio. Pueden comenzar reabriendo sus embajadas en Siria, ya que la ausencia de diplomáticos occidentales en Damasco ha provocado la pérdida de oportunidades. Occidente también debería abandonar el objetivo del cambio de régimen y atemperar las expectativas de la transición democrática en Siria en el corto y mediano plazo. En cambio, el enfoque debe estar en construir pacientemente la democracia.
A cambio de este nuevo compromiso, se debería exigir a Damasco que promulgue reformas, aunque Occidente debe mantener moderadas sus exigencias. Además, Occidente debería estar preparado para contribuir a la reconstrucción de Siria, tal vez selectivamente por sector. La ayuda humanitaria por sí sola seguirá siendo un pozo sin fondo mientras los emprendedores sirios no puedan revivir la economía del país y crear empleos, especialmente para los jóvenes.
La economía siria no puede ser revivida mientras el país permanezca bajo sanciones que perjudican a los ciudadanos comunes. Levantar las sanciones será crucial para solucionar los enormes retos de la reconstrucción, el desempleo y el renacimiento económico. De lo contrario, una generación de niños sirios que se convertirán en adultos en los próximos años y hombres jóvenes que ahora están por los 20 años serán susceptibles a reclutadores insurgentes y extremistas y podrían reanudar la guerra en la próxima década.
Para empezar a enfrentar estos retos, todos los involucrados deben participar en un proceso político para acabar con la guerra. El debilitamiento del proceso de paz de Ginebra por parte de Siria o la indiferencia europea ante la situación solo conducirán a mayor inestabilidad y sufrimiento.
Hay otros impulsores del conflicto en Siria que deben abordarse. El gobierno de Assad, con la ayuda de Rusia e Irán, ha recuperado el control de gran parte del territorio que había perdido frente a una variedad de fuerzas rebeldes.
A pesar de estos logros, gran parte de Siria permanece fuera del control del gobierno.
Para que estas complejas medidas se hagan realidad, el gobierno sirio tiene que aceptar la inevitabilidad de las reformas e implementar medidas que construyen confianza, incluyendo la liberación de detenidos y tomar responsabilidad por su trato.