Enfermedades del espíritu
“Asqueroso” es el adjetivo más simple que se puede pensar tras leer lo que algunos desadaptados escribieron a Miguel Bosé, como respuesta a su twitter tras la muerte de su sobrina Bimba Bosé, modelo y cantante, quien murió el lunes 23 de enero en España, tras padecer cáncer de mama.
Qué tipo de ser viviente es capaz de escribir en público “Oye anciano maricón @BoseOfficial, ¿dónde van a enterrar a la ramera de Bimba Bosé? Deseo ir a violar su canceroso cadáver” o “Buen viaje ¿dónde? Vaya con el laicismo de la moda del “donde quiera que esté”, o este otro: “¿Buen viaje a dónde? El único viaje será a tres metros bajo tierra con su putrefacto cuerpo”, como respuesta a este bonito trino de Miguel Bosé “Buen viaje Bimba, mi cómplice, mi compañera, mi amor, mi hija querida. Guíame”.
Qué desafortunado que la libertad de expresión sea usada por algunos que no tienen los mínimos elementos para entender y respetar ni siquiera uno de los asuntos más sensibles de la vida humana: la muerte de un ser querido.
El tema de las redes sociales y la comunicación digital como posibilidad para todo el mundo, da mucho de qué hablar. Es maravilloso que ahora la oportunidad de publicar no está en manos de unos pocos que ostentaban el monopolio de la información; pero, es absolutamente lamentable que algunos, además cobardes escondiéndose detrás de perfiles falsos, tengan la insolencia de decir semejantes barbaridades a una persona que está pasando por semejante dolor, y hacerlo en público. En ese aspecto, el uso de las redes sociales es nefasto, dañino y censurable.
El uso de la palabra en público encarna una gran responsabilidad y no debería ser el resultado de un acto visceral de desprecio, ira contenida o frustración acumulada. Que cualquiera pueda publicar en las redes sociales tiene un cierto paralelo, guardando las proporciones, a que cualquiera pueda ir a un almacén a comprar un arma; porque las palabras, ya lo hemos visto, también pueden herir, causar un gran daño o hasta matar (simbólicamente hablando).
En este mundo enfermo y deschavetado estos asuntos activan el estado de alerta sobre lo que estamos haciendo en la construcción de la humanidad. ¿Cuáles son las fallas para que personas así habiten entre nosotros? ¿Qué estamos haciendo tan mal para que se produzcan este tipo de enfermedades del espíritu?.