EPM
Amable lector. Doctor, vengo a un examen de rutina, me siento bien. El médico le respondió el saludo y agregó: por favor quítese la camisa y acuéstese en la camilla. Le tomó la presión, el pulso, le auscultó el abdomen y el tórax. Le miró los ojos, oídos, nariz y garganta. Puede levantarse y por favor me trae estos exámenes.
Una semana más tarde regresó al consultorio. El médico lo miró y le dijo: don Álvaro, lamento decirle que no goza de buena salud. Si no quiere terminar mal, debe cambiar su forma de vida.
Alguien que mire con un poco de atención los estados financieros de EPM, antes del problema de Hidroituango, con facilidad advierte que esta compañía, en términos financieros no está bien. Por decirlo de otra manera, la presión es alta, la hemoglobina bajita y oxigena mal. A lo anterior se debe agregar que tiene sobrepeso.
Hace un par de meses los activos de esta sociedad eran de $47,4 billones, el pasivo de $27,3 billones y el patrimonio de $20,1. Según estas cifras, la sociedad es dueña del 42% de los activos y al sector bancario y acreedores les pertenece el 58%. Esta relación llamada de propiedad, en una empresa como esta, es muy pobre. Dicho en forma más simple, el municipio de Medellín es minoritario.
Una preocupación más es que EPM es un grupo empresarial de 46 sociedades; varias de ellas operan por fuera del país: Chile, El Salvador, México, Panamá y Guatemala. Es difícil comprender cómo se llegó a un laberinto como este. Y mucho más, si quienes las administran, alcanzan a responder por un manejo eficiente y confiable.
A todo lo anterior hay que agregar que el municipio de Medellín se considera el papá de EPM. Y que por ser el hijo rico está en la obligación de entregarle cada año más de un billón de pesos. Los excedentes de esta empresa, que son altos, en alguna medida por las tarifas que cobra, sin embargo, no son suficientes para atender las exigencias del municipio, el crecimiento en la generación de energía y de otra para invertir en negocios foráneos, como lo ha hecho.
El manejo económico de los últimos años, no ha sido prudente. Basta señalar, que a pesar de no tener recursos propios, ha hecho inversiones con ánimo especulativo. Hoy, tener una deuda de $27 billones exige hacer un alto en el camino para acordar a la mayor brevedad un plan que permita reducir en forma drástica este pasivo.
Sin conocer aún el impacto que pueda tener Hidroituango en los estados financieros, la situación de EPM no es crítica pero está muy cerca. Mientras más explicaciones se den, más pronto se llegará a un trance que le hará daño no solo a Antioquia sino al país.
Este mensaje está exento de especulaciones o sutilezas, ojalá que alguien le preste atención.