EPM & CARIBE MAR
Por JORGE BARRIENTOS MARÍN*
@jhbarrientos
Como es ya conocido, la Superintendencia de Industria y Comercio autorizó a EPM para una eventual puja por el bloque Caribe Mar, que junto con Caribe Sol serían las dos empresas en las cuales quedaría dividida la operación de Electricaribe, empresa cuyo dueño es aun la española Naturgy, pero que actualmente está intervenida con fines de liquidación por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. Como hemos expresado antes, Electricaribe es una empresa que desde su nacimiento y por diversos factores, se ha caracterizado por una mala prestación de servicio de distribución de energía y por las permanentes pérdidas que arrojan sus estados financieros.
Aparte del factor político, determinante para llevar a Electricaribe a la situación actual, hay otros factores de fondo que vale la pena señalar rápidamente. Uno decisivo para el pobre desempeño de Electricaribe es la baja calidad de la antigua construcción de la red y subestaciones de la empresa. Peor aún, es que las inversiones posteriores (en redes y en subestaciones adicionales) no se hicieron, ni Fenosa ni menos Gas Natural. Como problema adicional está la extensa longitud entre circuitos de la red, lo que incrementa la probabilidad de fallo y aumenta las pérdidas técnicas y, particularmente, las no-técnicas (millonarios robos, un fenómeno que se da a todo nivel en todos los sectores y estratos socioeconómicos).
La capacidad de prestación del servicio de Electricaribe se ve desbordada por una creciente demanda debido al clima caluroso casi todo el año, al tamaño de los hogares en la costa Caribe y la pobreza que los asuela. La incidencia de la pobreza en la región es crucial para la viabilidad de Electricaribe, de 195 municipios en la Costa Caribe, la empresa atiende 188 que concentran el 56 % de la población más pobre.
Ahora, hay que recordar que Electricaribe tiene papel de distribuidor, un muy buen negocio, pero también el comercializador, donde está el grave problema de la compañía debido a su baja capacidad de recaudo, esto es de cobrar por el servicio de proveer energía, pues esta se ve limitada (cuando no superada) por la cultura proclive a no pagar, sumado a las pérdidas mencionadas arriba. Las pérdidas no reconocidas siempre han sido un agravante para su situación financiera y, de hecho, la Resolución CREG 015 de 2018 (que establece la remuneración de la actividad de distribución de energía) ciertamente incrementa el porcentaje de pérdidas reconocidas, lo que debería alivianar la situación, pero por alguna razón (que merece un análisis riguroso) ha sido insuficiente para sanear las finanzas de la empresa.
Así pues, es un panorama poco halagüeño para EPM invertir en Caribe Mar, con dos agravantes: primero, si adquiere la operación deberá hacer todas las inversiones con su caja y, segundo, aún tiene que resolver totalmente en el corto plazo el impasse con Hidroituango. No se entiende esta pretensión de EPM, ni mucho menos el cambio en la lógica de negocios del Grupo, que antes de la contingencia de Hidroituango era comprar activos rentables (v.g. consideró adquirir Gas Natural Colombia), ahora es extraño que anuncie que pujaría por Caribe Mar, la mitad de una empresa que, pese a los esfuerzos durante 20 años de diferentes conglomerados (Houston Electric, Unión Fenosa y Gas Natural) siempre ha dado pérdidas y no parece que eso cambie en el mediano plazo.
Queda por desearle éxitos a EPM si llega a realmente pujar y ganarse el derecho a operar Caribe Mar, por el bien de la propia compañía, por el bien de los antioqueños, pues EPM es su patrimonio más preciado y por la estabilidad del sector eléctrico.
* Ph.D., director del Centro de Investigaciones y Consultorías –CIC– de la Universidad de Antioquia.