Columnistas

EXTERNALIDADES AMBIENTALES

01 de mayo de 2017

Hay un concepto en economía que se llama “externalidades”. Los daños ambientales causados al planeta por la acción económica y humana toman con frecuencia estas características. Lo que quiere decir es que muchas veces los causantes de la contaminación no son afectados por esta directamente y, por el contrario, es asumida por la sociedad en su conjunto. Pensemos, por ejemplo, en la quema de combustibles fósiles que lanzan cantidades inmensas de contaminantes a la atmósfera y por las que realmente no responden los que las producen. O la contaminación del recurso hídrico, de un río, que sin importar quién la haga, pues los efectos los padecen todos los que de alguna forma están alrededor de este y no el que la causa. Claro que al final, cualquier tipo de contaminación nos afecta a todos, independientemente de donde estemos, pues este planeta es uno.

El mundo ha ido buscando alternativas para el manejo de la contaminación ambiental como externalidad a través de diferentes mecanismos. Algunos de esos tienen que ver con medidas económicas. Hay un principio ampliamente utilizado que es “el que contamina, paga”, es decir, se trata de calcular los daños ambientales causados por determinada actividad humana y cuantificarlos económicamente para que el que las cause, pues pague, ya sea corrigiéndola o asuma el costo de corregirla (siempre será un problema establecer en términos económicos el valor de la contaminación, pero hay modelos avanzados al respecto y es una práctica en permanente desarrollo).

En Medellín de cierta forma nos quedamos con las externalidades de la contaminación del aire. Las condiciones geográficas y atmosféricas de nuestro valle hacen que los contaminantes que producimos, por lo menos vía quema de combustibles fósiles principalmente por fuentes móviles, la tengamos que padecer los mismos que las producimos. Y de cierta forma está bien para que respondamos por ellas.

Ya enfrentados a que no sea una externalidad en el sentido explicado, pues si nos afecta y no podemos mandarla libremente al aire sin asumir las consecuencias, hay que encontrarle soluciones, y en esas estamos. Lo interesante del asunto es que en un mundo donde contaminar muchas veces es algo de lo que no seamos conscientes por no ver los efectos, acá sí nos llega.

Sin duda, ese camino de encontrarle soluciones a la contaminación del aire en Medellín debe ser construido entre todos, asumir todos nuestra responsabilidad y va a requerir no solo de grandes inversiones en transporte público limpio que eventualmente tendremos que pagar entre todos, sino también de un cambio de cultura frente a la responsabilidad ambiental en todos los aspectos de la vida de la ciudad. Es una oportunidad que debe servir para tomar conciencia alrededor de toda la contaminación que causamos y no sentimos. Los residuos sólidos por ejemplo o las aguas descargadas.

En un problema de tanta complejidad, ojalá sea esta una oportunidad para crear conciencia social y consensos colectivos compartidos frente a nuestro deber con el medio ambiente. Una oportunidad para que nos echemos culpas los unos a los otros y construyamos de forma diferente la solución, con unión y no confrontación. Por último, la clave en contaminación no es asumir costos sino prevenirla.