Columnistas

Ganar, gastar y gozar

03 de agosto de 2018

Vivimos en el mundo de las tres g, ganar, gastar y gozar. Tres palabras que expresan lo que el corazón busca por instinto y de modo insaciable: ganar, gastar y gozar.

Ganar, gastar y gozar son palabras de múltiples significados. Significan acciones tanto del cuerpo como del alma. Afectan el cuerpo y el alma en su unidad esencial, o a uno de los dos en contraposición con el otro, hasta el punto de que cada individuo, cada familia, cada pueblo tiene la identidad de lo que gana, gasta y goza. Su vida entera transcurre en función de estos tres afanes o quereres.

Estas tres palabras, estos tres verbos, estas tres acciones expresan la realidad en toda su complejidad. Ganar es adquirir, obtener, conquistar, captar, lograr; gastar es usar, consumir, tirar, agotar, terminar; gozar es gustar, disfrutar, complacer.

De mí depende el significado de cada una de estas palabras, de estos verbos, de estas acciones, que esconden y manifiestan el sentido de mi vida, hasta el punto de poder decir: Dime qué ganas, gastas y gozas y te diré quién eres. Tengo la identidad, ubicación y pertenencia de lo que gano, gasto y gozo.

La pregunta de Jesús orienta la inquietud humana de ganar, gastar y gozar. “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida, o, qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mateo 16, 26). Inquietud que Jesús concreta así: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro... No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mateo 6,24).

Nadie como el místico sabe ganar, gastar y gozar. Con la condición de amar todo sin apego a nadie ni a nada. S. Teresa, gran conocedora de la condición humana, escribe: “Dichoso el corazón enamorado / que en solo Dios ha puesto el pensamiento; / por él renuncia todo lo criado, / y en él halla su gloria y su contento”.

Enamorado es el que ama haciendo unidad con el Amado en todo cuanto siente, piensa, dice y hace. Por amar, su desprendimiento de todo es total. Y en ese amor y desprendimiento está su ganar, gastar y gozar.

S. Juan de la Cruz también lo sabe. “Esto tiene el amor, que siempre se quiere andar saboreando en sus gozos y dulzuras, que son el ejercicio de amar interior y exteriormente, por hacerse más semejante al Amado”.

El poeta místico canta: “Gocémonos, Amado, / y vámonos a ver en tu hermosura”. Ganar amor, gastar amor y gozar amor, supremo vértice de la hermosura divina.