Columnistas

Generando la trama de la unidad

17 de octubre de 2016

Terminamos una semana esperanzadora: Sí, Sí Colombia. Nuestra gran Doris Salcedo, sin que olvidáramos aquello que nos horroriza –la deshumanización del conflicto– nos puso en la ruta de la reconciliación y creación positivas.

Los estudiantes del Acuerdo Ya continuaron movilizaciones pacíficas, diversas, generosas, hacia un mismo propósito: paz para todos. Razón tuvo el rector de la Universidad de Los Andes cuando invitó a toda su comunidad a sumarse a las marchas. Y los 23 rectores de universidades públicas que también participaron. Por primera vez, en muchos años, los estudiantes de la de Antioquia abuchearon e invitaron a abandonar el campus a quienes insisten en la capucha y la violencia como medios para imponer su ideología. ¡Esa sí es la Alma Mater... con alma! Creemos firmemente que esta actitud es una hermosa representación del sentimiento nacional de no más protestas con violencia ni mucho menos “conversaciones de sangre”. Una conciencia nueva para un mejor país.

Otros balances positivos de la semana: la carta de 1.052 docentes universitarios pidiendo atender las preocupaciones de los votantes del No, pero respetando igualmente la voz del otro medio país. El Consejo Nacional Empresarial por una Paz Sostenible, con expresión individual en 380 empresarios que suscribieron un comunicado al respecto, facilitando y promoviendo los acercamientos para un consenso. Los dirigentes más responsables del No, expresando más claramente los puntos de los acuerdos que los inquietan y algunas propuestas, por controversiales que aún sean, respecto a la negociación con el tercero. “Rodrigo Londoño”, defendiendo el Acuerdo, pero no llamando a abandonar la conversación. El presidente Santos, con una apertura destacada y con una muy buena noticia: insistir en el cese el fuego, prolongándolo hasta el final del año. Y ¡No olvidemos los cuatro puntos de la Selección y el reconocimiento al querido Bob Dylan!

Pero como tantos han dicho, con gran insistencia de la comunidad internacional -que entiende lo que significa un ambiente prolongado de incertidumbre- la urgencia de avanzar rápidamente hacia un acuerdo definitivo y de transición hacia la paz. Dos caminos facilitarían el proceso. El primero, como lo propone el Fondo de Capital Humano, “que las organizaciones de sociedad civil hagan énfasis en lo que une a quienes votaron por el Sí y por el No, por ejemplo: la importancia de prevenir nuevas victimizaciones y de garantizar los derechos de las víctimas; la necesidad de cerrar la brecha entre el campo y la ciudad, y la inclusión de todos como garantía de una paz estable y duradera”.

El segundo, la urgencia de una metodología hacia el consenso que tenga definiciones claras sobre quiénes son las partes; la agenda de temas pertinentes; el horizonte de tiempo; la confidencialidad (tan necesaria!), y los protocolos de comunicación a la opinión pública. Iniciativa reclamada también por la ONU.

No faltan, lamentablemente, los lunares, aunque cada vez más pequeños: cuatro horas de trifulcas veintejulieras en el Congreso, entre extremos; supuestos líderes (¿quién los eligió?) queriendo llevarnos a discusiones de la Edad Media; y congresistas, en pasarelas mediáticas, haciéndoles “el quite” a los resultados del plebiscito.

Continuemos insistiendo en Sí, Sí Colombia.