HIDROITUANGO Y LA PROSPECTIVA
Hace varios años tuve la oportunidad de estudiar prospectiva estratégica, la cual está basada en la concepción de que el futuro no es determinado de antemano, por el contrario, se encuentra en el terreno de la voluntad y, como tal, se puede diseñar y construir. La realidad es que nuestras sociedades se construyen acorde a sus paradigmas y actitudes, esto es, se pueden alcanzar futuros más prósperos en la medida en que nuestras visiones y formas de actuar estén alineadas para conseguir tal objetivo.
En este sentido, y hablando del proyecto Pescadero-Ituango, me parece interesante traer a colación una frase de Antonio Alonso Concheiro: “el pasado pertenece a la memoria, el presente a la acción y el futuro a la imaginación, la invención y la creatividad”. La frase es iluminadora para el momento actual del proyecto porque creo que gran parte de las discusiones que se están dando giran en torno al pasado. Prueba de ello, es que quienes hoy tienen más brillo en medios de comunicación y redes sociales son las personas que se han dedicado a buscar culpables, sacar conclusiones sobre el pasado y buscar réditos políticos a costa del proyecto sin necesariamente tener la información concreta de cuál fue la causa que originó el problema. Como reza el dicho, es más fácil ser historiador que profeta.
La verdad, es que el proyecto sigue generando incertidumbres. Allan Afuah, definía estas como: “la diferencia existente entre la información que tiene una organización y la información que necesita”. Hoy está claro, inclusive manifestado por el gerente de EPM Jorge Londoño, “no sabemos qué causó el derrumbe en el túnel de máquinas y no sabemos cuál es la magnitud de los daños”. Si aceptamos lo anterior, podemos afirmar entonces que el nivel de incertidumbre frente a lo sucedido es todavía muy alto y gran parte de las conclusiones que hoy se plantean, es probable, que no se acerquen a la realidad.
En este orden de ideas, considero que se debe dejar que las entidades que están realizando las investigaciones lleguen a conclusiones más certeras. Por mi parte propondría, de manera respetuosa, a quienes tienen las riendas del problema a que concentren esfuerzos no en hacer cacerías de brujas, sino más bien en buscar atenuar la incertidumbre. Una forma es responder las 5 preguntas de la prospectiva planteadas por los teóricos Masini y Medina. Estas son. ¿Qué está cambiando? ¿Qué puede cambiar? ¿Qué debe cambiar? ¿Quién puede hacer los cambios? ¿Cuáles son las posibles implicaciones de estos cambios? Preguntas orientadoras que nos ayudarán a intervenir el futuro y probablemente construir el mejor escenario para el proyecto, la región, el país.
Necesitamos más propuestas y soluciones posibles que solo responsables y conclusiones fatalistas. Necesitamos pensar en el futuro de la empresa y de nuestra ciudad. Es probable que estemos frente a una de las decisiones más importantes de los últimos años que afectará bien o mal el futuro de Medellín. Dicho esto, quiero manifestar que algo tan grave igualmente debe llegar a determinar responsables como es debido. La invitación es a que, por la gravedad de los hechos, sean los entes de control los que determinen culpabilidades y no los oportunistas de siempre a la caza de atención mediática.
P.d: el Concejo de la ciudad debe garantizar una discusión técnica frente a las desinversiones que solicita EPM. Este debate debe darse de cara a la ciudad y con todos los análisis económicos, financieros y de futuro competitivo de la empresa.