Industrias que nos ocultan los daños
El negocio está por encima de todo, incluso de la salud.
El año pasado, un juez de Estados Unidos condenó al gigante farmacéutico Johnson & Johnson a pagar 417 millones de dólares a un ciudadano que contrajo cáncer por usar uno de los talcos producidos, que contenía agentes cancerígenos. Este año, se falló a favor de más personas.
Un informe de la agencia Reuters dice que esa empresa sabía desde hacía décadas de que su producto estaba contaminado con asbesto.
Es el último caso de una poderosa industria que calla graves problemas para obtener jugosas ganancias.
Desde los años 50 o 60 las grandes firmas tabacaleras conocían los efectos de su producto en la salud. Y los ocultaron por décadas, hasta que las evidencias las sobrepasaron.
Al menos desde 1977 el gigante petrolero Exxon estaba enterado del cambio climático por acumulación de gases de invernadero provenientes de los combustibles fósiles, 11 años antes de que el tema fuera asunto público.
Desde comienzos de los 60, la industria azucarera de Estados Unidos dejó de financiar estudios que comenzaron a mostrar que el azúcar estaba ligado a enfermedades cardiovasculares. Varias empresas de esos sectores mantuvieron asociaciones encargadas de destruir información que mostraban los problemas de sus productos y de divulgar ‘los beneficios’.
La práctica no ha desaparecido. En todos los países en donde los gobiernos y legisladores buscan regular el uso de productos como el azúcar, el lobby es intenso y ha tenido éxito incluso en el mundo desarrollado. Hacer dinero a como dé lugar, ocultando información importante para el bienestar público.
Un lobby que también hemos sentido acá y ha retrasado medidas que inciden sobre la salud de todos nosotros.
Una situación que se extiende. Lo vivimos, por ejemplo, con el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre la relación entre carnes rojas y cáncer: los dirigentes ganaderos ridiculizaron los estudios y todo como si nada.
(Hoy hasta el Ministro de Salud habla de las bondades del glifosato).
Así nos manejan. O se ponen de acuerdo para mantener precios que los favorezcan, como lo sufrimos con los distintos carteles de varias industrias. Business are business, dirían, lo demás no tiene importancia.
Maullido: Un Ministerio de Ciencia en un país donde los políticos pasan sobre las evidencias científicas.