Innovando para quienes más lo necesitan
Siempre he considerado que el conocimiento y la ciencia deben ser utilizados en gran medida para resolver los retos más apremiantes de nuestra sociedad y para ello los israelitas son unos de los más prácticos a la hora de aplicar sus conocimientos y resolver sus propios problemas. Gran parte de nuestros emprendedores no han visto la gran oportunidad no solo de ayudar a resolver retos locales en los sectores de bajos ingresos sino el enorme mercado que existe en los países en desarrollo. Hoy en día el sector público está ávido de eficiencia y los nuevos innovadores pueden ser los llamados a apoyar. Pero claramente las soluciones de sus propios problemas por lo general terminan siendo escalados y comercializados en otros países, produciendo un valor enorme para las compañías que los desarrollan, las cuales se valorizan en el mercado, generan ingresos de divisas y nuevos empleos, dando bienestar. Esto nos debe poner a reflexionar, los problemas propios son una fuente gigante de bienestar local y de generación de empresas escalables que exporten estas soluciones a ciudades con problemas similares. Nuestros emprendedores e investigadores deben dirigir en gran parte sus esfuerzos hacia prioridades locales y nacionales y hacer un alto en el camino para pensar en muchas de las trágicas realidades que nos agobian de manera local a nuestros ciudadanos.
Israel durante décadas ha tenido amenazas y ataques de Hamas y lograron desarrollar algo que parecía imposible, el hoy muy conocido “domo de hierro”, que intercepta los misiles que grupos como Hamas disparan contra Israel. Este desarrollo ha logrado salvar miles de vidas y algo que parecía imposible desde el punto de vista tecnológico fue logrado gracias a la inventiva y la necesidad de proteger los ciudadanos israelitas. Algo similar ocurrió con la alimentación, en un desierto de condiciones extremas para cultivar, desarrollaron hace varias décadas el riego por goteo, el cual hoy en día les permite producir allí el 60 por ciento del total de las exportaciones israelíes de verduras frescas y de alrededor del 10 por ciento de las plantas ornamentales.
Estos son solo un par de casos de cientos que tiene Israel, la pregunta es cuántos investigadores locales están hoy pensando cómo mejorar la nutrición alimentaria de los más pobres, cómo inactivar totalmente los celulares al momento de ser robados, cómo llevar energía a zonas interconectadas, cómo darles mayor inclusión tecnológica a quienes no la tienen, o cómo tener materiales más eficientes y económicos para las viviendas de interés social que construye el Estado. En fin, una cantidad de necesidades, que muy seguramente hoy tienen unos pocos dolientes en el interior de las universidades y entre los emprendedores. La buena noticia es que quienes lo están haciendo están encontrando un enorme espacio para desarrollar sus investigaciones. Ayer firmamos un acuerdo histórico entre la Universidad de Wisconsin y Ruta n para investigar sobre chicunguya, dengue e influenza con un aporte de Wisconsin de US$ 2.000.000, donde además del dinero contaremos con la apertura de uno de sus laboratorios en nuestro complejo Ruta n. Indudablemente Medellín se está convirtiendo en un eje de investigación en enfermedades tropicales para el mundo.
Definitivamente el día en que la ciudad le apueste más a resolver los problemas con nuestros investigadores e integrando conocimiento de punta a nivel global, generaremos un gran bienestar y tendremos un ecosistema probablemente único, original y complementario a otros ecosistemas de innovación a nivel global.
*Director Ejecutivo Ruta N.