Inversión social y capital paciente
Las economías emergentes crecen por encima del 4% anual, y se caracterizan por el compromiso de reducir la brecha social entre ricos y pobres, a través de inversiones sociales y de la construcción de infraestructura. Con la obsesión del gobierno por temas como la entrada de Colombia en la OECD, donde están los países de renta media y alta, evidencia de la visión de gobierno alejada de la realidad social, cabe preguntarse por los mecanismos de inversión social privada para garantizar que esté en donde debe de estar.
Buscando identificar las perspectivas sobre la filantropía y la inversión social entre las personas de alto nivel patrimonial en América Latina, el grupo financiero UBS y el Instituto Hauser para la Sociedad Civil en la Universidad de Harvard, hicieron un estudio sobre la filantropía y la inversión social en América Latina. Y es que en los últimos 10 años el número de las personas consideradas como “muy ricas aumentó de menos de 4.000 a casi 10.000”.
Es claro el crecimiento de la inversión social de impacto, ya no solo se habla de capital de riesgo sino de inversión paciente para definir las inversiones en emprendimientos sociales y proyectos que además de tener un impacto social o ambiental, aseguran un retorno financiero a mediano o a largo plazo. Según el mencionado estudio “durante la última década, el panorama regional ha pasado de contar con dos o tres actores internacionales que invertían en la región a tener más de 50 organizaciones con centros de actividad en Bogotá, Ciudad de México y Sao Paulo y un capital de US$ 2.000 millones en 2013.”
Mientras la economía se desacelera, el gasto de funcionamiento aumenta y la inversión social disminuye en el presupuesto colombiano, las plataformas de inversión social y filantropía están creciendo desde el sector privado. Entendiéndolas como los espacios institucionales más allá de la web, para proveer recursos económicos y de conocimiento en la acción social privada para el cambio.
En una medición para conocer las prioridades de los filántropos e inversionistas sociales en la región, se conoció que el 70 % de los encuestados privilegia la inversión social que realiza en temas de educación. De este número, el 74 % privilegia la inversión en juventud y niñez y el porcentaje restante lo hace en primera infancia.
Frente a la prioridad en educación, el instrumento de inversión social más usado son las becas o subvenciones. Aunque cada día toman más peso el establecimiento de concursos en busca de soluciones de Innovación Social, este tipo de instrumentos es privilegiado por empresas y fundaciones.
En materia de instrumentos se espera que en los próximos 5 años haya un crecimiento muy importante en la generación de instrumentos que privilegian en la inversión social o capital paciente. Hablo de mediciones y de indicadores de impacto que hagan posible pensar en inversiones de impacto social a través de bonos de impacto o de otros instrumentos que se aplican en la actualidad en temas de inversión de riesgo tecnológico.