INVITACIÓN PARA VIVIR EN EL ESPÍRITU
Celebrando la fiesta de la Ascensión, destaquemos algunos aspectos para nuestra reflexión:
Primero. Va finalizando este tiempo pascual tan esperanzador para todos, por su vivencia gozosa y actual del resucitado. El regreso de Jesús al Padre –Ascensión- comienza a preparar el tiempo de la Iglesia, como tiempo de la comunidad que recibe al Espíritu Santo. Espíritu del Padre y del Hijo, que nos garantiza, todos los días de la vida en este mundo pasajero, nuestra orientación y camino a la verdadera vida, a la cual nos precede el resucitado con su Ascensión: Nuestra salvación.
Segundo. Debemos mirar al cielo y la tierra: estar atentos y unidos en la espera del don del Espíritu Santo. ¡Pentecostés! Es como un nuevo nacimiento al recibir al Espíritu de Dios (Creador) que nos re-crea con la vida verdadera ratificando la misión encomendada por Jesús, al momento de su partida, retorno al Padre, hacia donde vamos todos. Cada evangelista presenta esta escena a su manera. Marcos, en el evangelio hoy, nos indica que la partida de Jesús, señal de su nueva presencia, inaugura el tiempo de la Iglesia-comunidad que hemos de conformar como testigos del resucitado en todo el mundo al que permanentemente debemos ir para anunciar la buena nueva a toda la creación.
Este tiempo es pre-ambulo de la vida de la Iglesia sede y mediación del Espíritu Santo. Iglesia, nueva comunidad en el Espíritu y no la institución religiosa de carácter obligatorio e ideológico, como si fuese una institución exclusivamente humana.
La Iglesia es la comunidad humana-espiritual, nacida del Espíritu de Dios Padre (Creador) y del Espíritu del hijo (Salvador), que se expresa como unidad: fruto del ser comunitario o ser trinitario de Dios. Esto explica que el tiempo de la Iglesia sea el tiempo del Espíritu Santo. Del Dios uno y trino: ¡Trinidad, que se recibe como nuevo don; como nueva creación en PENTECOSTÉS! Esta es igualmente la buena nueva que recibimos como misión para anunciarla después de Jesús, de su Ascensión y regreso al Padre.
Tercero. Celebramos, también en este día, la 52 Jornada Mundial para las comunicaciones sociales, con la propuesta del Papa Francisco, que nos permite reaccionar ante tanta confusión y engaño que generamos desde los medios de comunicación.
“La Verdad os hará libres” (Jn 8,32) se insinúa como tema de la comunicación en la Iglesia, a través de los medios que son, también, instrumento de evangelización en el mundo. Hoy, muchos no conocen directamente a Jesús y su Evangelio. Lo que saben es parcial, fragmentado. Lo que han escuchado de predicadores-catequistas. Quizá, por ello, viven su religión “moral y legalmente”, como privados del contacto personal y espiritual con Jesucristo y su Evangelio. La misión encomendada por Jesús, es anunciar y vivir el Evangelio fuente de vida en el espíritu. Fuente regeneradora de la fe cristiana para un mundo secularizado. Última celebración, hoy: ¡Feliz día de Madres!.