Jamu, devastación wayúu
Por Andrea Ochoa Restrepo
Fundación Universitaria Luis Amigó
Facultad de Com. Social, 8° semestre
andreaochoa07@hotmail.com
Hambre aguda o la inanición aparecen a menudo en las pantallas de televisión: madres hambrientas demasiado débiles para amamantar a sus hijos debido a la sequía que azotó Etiopía, refugiados de la guerra en Siria haciendo largas colas para recibir sus raciones de alimentos, helicópteros transportando galletas con alto contenido energético para las víctimas del terremoto en Haití o Pakistán, en Colombia no se menciona como referente mundial pero cada vez aumentan más la muertes de infantes en la Guajira, por falta de alimentos, por falta de solidaridad, porque al “buen gobierno” que tenemos se le ha olvidado mirar hacia aquellos lugares.
Jamu (el hambre) persigue y atormenta a los wayúu arrojando flechas sobre sus huellas. Ha llevado a la tumba a 4.770 personas en los últimos 8 años y 34.000 están desnutridas.
La etnia hizo el censo de sus penurias para llamar la atención del Gobierno y del mundo. El fantasma de la escasez y de la miseria convive con sus habitantes en esa gran nación ubicada en la parte más septentrional de la América del Sur, en territorio colombiano y venezolano.
Siguen muriendo los niños a causa de la desnutrición en La Guajira. El fenómeno de El Niño ha puesto su parte en esta compleja problemática, pero la poca presencia de las instituciones del Estado y la ineficiencia de las acciones sociales en esa zona del norte colombiano también han contribuido a agravar la situación.
Las medidas que se adoptan actualmente solo logran paliar una crisis que tiene mucho fondo, y que requerirá una buena combinación de políticas públicas para encontrar remedios definitivos. Colombia, que cuenta con tanta riqueza en fauna y flora y donde la gente muere porque no hay una igualdad para racionar, para repartir, Colombia, donde aguantan hambre por ser de otra etnia.
*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.