La Antioquia que olvida lo rural
Carecen de asistencia técnica agropecuaria, de vivienda, de escuelas adecuadas y dotadas e instalaciones deportivas en buen estado, no tienen parque infantil y su vía de acceso como el alumbrado público son deficientes.
Es la descripción que un habitante de Llano Grande Chimiadó, vereda en Dabeiba que puede ser zona de ubicación de las Farc, hace de la realidad de su territorio.
La escuela de Santa Lucía, en Ituango, tiene tantos rotos en el techo que los libros hay que apilarlos en el centro para que no se mojen. Solo tiene un computador amarillo por el paso de los años. Este será otro sitio de ubicación.
Son solo dos veredas visitadas en las últimas semanas por los medios de comunicación, pero así son todas: puro abandono.
Mientras los gobernantes cacarean con internet para todos y pomposas construcciones de parques, los alumnos en muchas áreas rurales estudian en una choza, aún hoy, o deben abrazarse en la mitad del salón para no mojarse.
Es la Antioquia que ayer celebró su Día de la Independencia, que ha asumido de manera errada y discriminatoria: haciendo las zonas rurales independientes del progreso y el desarrollo, porque a ellas solo llegan migajas.
No tienen programas de mejoramiento de vivienda ni les adecúan sus canchas polideportivas ni reparan las escuelas donde se dice que se forman los ciudadanos del futuro. Así es con todo, incluidos los servicios públicos aunque tienen más acceso a la energía que al gua potable a pesar de que cualquier persona siempre dice que ‘falte la luz, pero no el agua’. La luz deja billete, el agua es veredal.
En las zonas urbanas vive la mayor parte de la población, pero eso no implica abandonar a 1,3 millones de ciudadanos con los mismos derechos y tan desprotegidos que 47 % vive en la pobreza (más que el índice nacional).
Hasta ahora los grandes programas de los gobernantes para el área rural han sido cháchara. La inmensa mayoría de veredas, incluso cercanas a las cabeceras, lo testimonian.
Decía un campesino entrevistado en El Colombiano: “aquí le reclama uno al Estado, no existe; al departamento, no existe; el municipio no tiene recursos, entonces tenemos que hacer lo que podamos”.
Y no es exageración aunque el gobernante diga otra cosa. Ah, y para los que serán zona de concentración, cuando estas terminen seguirán en el olvido.
Maullido: sí se ven hoy más ciclistas en las calles.