Columnistas

La autoalianza

12 de agosto de 2016

Todo existe en relación, corriente de secreta simpatía que une las partes con el todo. La relación es el fundamento de todo.

Dios es relación, y por eso es Padre, Hijo y Espíritu Santo, uno en tres, tres en uno. Y también Creador, cuya relación con la criatura es esencial.

El hombre es relación del yo consigo mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios, llamada relación cosmoteándrica.

La alianza es unidad de dos, el distintivo de Dios y del hombre. En la historia de Dios con el hombre, existen la antigua y la nueva Alianza. La primera transitoria, y la segunda, “nueva y eterna”: Dios y el hombre en relación de amor.

Jesús define su identidad así: “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30). Jesús es lo que todo hombre está llamado a ser: uno con Dios. En lo cual consiste la vocación. Y la oración.

Orar es muy fácil, cultivar la unidad con Dios, distintivo del amor. Dios me ama y yo me dejo amar de Él y a la vez lo amo. En esta reciprocidad de amor consisten la amistad, la alianza.

Esta relación de amor es la vocación del hombre. Quien la cultiva, es ajeno a todo sentimiento negativo, como tristeza, codicia, rabia, odio, amargura, por convertir su corazón en una fábrica de sentimientos de amor, como paz, alegría, confianza, fortaleza, gratitud y solidaridad.

El hombre vive en forcejeo de alianzas. Alianzas económicas, políticas, educativas, artísticas, recreativas; de salud, ocio y bienestar. Dentro de las cuales hay una que fundamenta las demás, la del yo consigo mismo, tan necesaria como desconocida, la autoalianza.

En la medida en que cultivo la alianza conmigo mismo, me encuentro con que mi alianza con Dios, mi Creador, pertenece a mi más profunda intimidad, como fundamento de mi autoalianza.

Mi relación conmigo mismo me mantiene en la necesidad de dedicarme tiempo para saber quién soy, de dónde vengo, qué camino recorro y adónde me encamino. Y así aparece la urgencia de cultivar sentimientos de amor, pensamientos de amor, palabras de amor y obras de amor, expresión de mi relación de amor conmigo mismo. La autoalianza.

Existo porque tengo Creador, que me crea porque me ama con amor constante. Un amor tierno, sutil, delicado. Y así doy a los demás el amor que yo me tengo, regalo de mi Creador.

Autoalianza, la tarea del hombre del siglo XXI, pues alianza sin autoalianza no pasa de espejismo. Nadie da lo que no tiene.