La Carrera Poética
En 1957 el Programa Espacial Soviético lanzó al espacio un satélite por primera vez en la historia: Sputnik 1. Pocos meses después lanzó Sputnik 2 que llevaba a bordo a la primera criatura viva enviada al espacio: la perra Laika. Era la Guerra Fría y aunque los rusos soñaban y trabajaban con la exploración espacial desde antes de la Primera Guerra Mundial, las misiones de Sputnik abrieron otro frente en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos. La Carrera Espacial se convirtió en una competencia por llegar primero al espacio, lo que no sólo era un tema de orgullo nacional y de demostración de avance tecnológico, sino también la conquista de un terreno que representaba ventajas militares.
En 1958 el presidente Eisenhower crea la Agencia Espacial NASA, que se fundó como un proyecto de aeronáutica y exploración espacial desde el plano civil y sumó a sus filas científicos, investigadores e ingenieros ajenos al mundo militar. El primer programa de NASA fue el Proyecto Mercurio. Entre las primeras misiones de Mercurio estuvo la del chimpancé Ham, primer ser vivo en orbitar la Tierra con un traje de astronauta, en manipular instrumentos y regresar sano y salvo a casa. Los resultados de la misión del “Astrochimp” se aplicaron a la de Alan Shepard a bordo del Friendship 7 en 1961.
Sin embargo, Shepard y su tripulación no fueron los primeros en orbitar la Tierra. El ruso Yuri Gargarin se adelantó un mes. Pero ese mismo año NASA lanzó sus proyectos Géminis y Apolo. Géminis investigaría maniobras avanzadas en el espacio, y estudiaría el diseño de naves más sofisticadas. Apolo respondería al llamado del presidente Kennedy de lograr que un hombre llegara a la Luna. Los rusos por su parte lograron que Alexis Leonov fuese el primer hombre en salir de una nave en órbita, pero finalmente los americanos con la misión Apolo 11 llegaron primero.
El 20 de julio de 1969 el módulo lunar conocido como El Águila, luego de orbitar la Luna, finalmente aterrizó. Al descender del vehículo Neil Armstrong colocó una cámara sobre la superficie lunar para que más de 500 millones de espectadores vieran al hombre caminar en la Luna por primera vez. Un espectáculo tan asombroso que numerosas teorías conspirativas lo siguen poniendo en duda. Es que para entender el espacio hay que imaginar primero. Armstrong en contacto directo con el presidente Nixon dijo esa hermosa y poética frase “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.
Ese “gran salto” recoge el significado de un evento que sobrepasó la guerra. Se convirtió en una lucha de la humanidad entera. En ese gesto los astronautas americanos no sólo dejaron su bandera en suelo lunar, dejaron también medallas en nombre todos aquellos que sacrificaron su vida por la exploración espacial. Entre ellos la tripulación del Apolo 1 y el cosmonauta ruso cuya nave repleta de fallas cayó a toda velocidad hacia la Tierra derritiéndose en plena caída.
Si Armstrong dijo que fue un salto para la humanidad se refirió al futuro pero también a que su llegada a la Luna fue producto de la reflexión y estudio que el hombre ha hecho sobre el universo desde el comienzo de los tiempos. Hombres como el árabe Alhazen quien aplicó por primera vez el método científico a la astronomía en el siglo II. Copérnico quien concluyó que la Tierra rota sobre su eje y se traslada al rededor del sol una vez al año. Galileo que con su telescopio descubrió las lunas de Júpiter, las manchas solares, las fases de Mercurio. Kepler quien estableció las tres leyes de movimiento planetario. Tsiolkovski quien teorizó el primer cohete y el alemán Goodard quien hizo los primeros diseños a principios del siglo XX.
Estos hombres tienen en común más que la ciencia el sueño. Su logro es el producto del trabajo al servicio de la imaginación y la determinación. Hay un punto en que la astronomía se amalgama con la poesía, desde las Metamorfosis de Ovidio hasta las palabras “El Águila ha aterrizado”. No en vano la mayoría de los vehículos espaciales llevan nombres literarios: Ulises, Dragón, Atlantis. Los grandes logros del hombre son producto de mentes vivas que sueñan e imaginan. El camino a la Luna, a Marte, al horizonte cósmico tiene tantas ecuaciones como poesía.