La coherencia que la calidad necesita
No es capricho del Ministerio de Educación incluir en el Modelo de Indicadores de Desempeño de la Educación, MIDE, variables que hasta hoy no habían salido al público y que tomaron por sorpresa a algunos sectores sociales. Esas variables nos permiten entender qué aspectos deben mejorar nuestras instituciones para llegar a la excelencia.
Por ejemplo, si no empezamos a ser conscientes del número de profesores con doctorado que hoy enseñan en nuestras instituciones jamás alcanzaremos siquiera los niveles de universidades como las de Sao Paulo en Brasil y la Católica de Chile. Estas son dos de las mejores instituciones de educación superior de América Latina y parte de ello nace en que la mayoría de sus docentes tienen título de doctorado.
Esto no se dio de manera espontánea. Brasil por ejemplo, implementó hace décadas una política contundente de formación de alto nivel y de atracción de profesionales con doctorado hacia sus universidades. Esa iniciativa, hoy llamada Ciencia sin Fronteras, logró que por cada millón de habitantes, 800 tengan doctorado. En Colombia esa proporción es de 275 por cada millón.
En nuestro país tenemos un total de 7 mil profesores con doctorados en las instituciones de educación superior, las dos universidades con mayor porcentaje son Los Andes (56 %) y la Nacional de Colombia (44 %). Nuestra meta es que en los próximos cuatro años ingresen 3.000 nuevos doctores a la docencia universitaria.
Otro factor que demuestra el gran impacto positivo de profesores con doctorados en las aulas es la producción científica. La posición de Colombia respecto a naciones vecinas evidencia nuestro gran atraso en la materia: mientras nosotros publicamos 69,5 artículos en revistas científicas internacionales por millón de habitantes, Chile publica 406,6 y Brasil, 196,5. Esa diferencia, de casi el triple, es preocupante si tomamos en cuenta que la relación entre las creaciones basadas en el conocimiento y el desarrollo económico de los países es directamente proporcional.
Si miramos, por ejemplo, la producción de artículos por docente de tiempo completo encontramos que en Los Andes y la Nacional, las más destacadas en la materia, la cifra es de 1,75 y 1,64, respectivamente. Aún nos falta mucho camino por recorrer.
Hacer de Colombia la más educada de América Latina en el año 2025 es una gran necesidad que requiere el compromiso de todos los colombianos. En la era de la sociedad del saber, cuando hay tantas oportunidades de generar riqueza a través del estímulo de la creatividad, la innovación y el emprendimiento, las naciones que no tienen como prioridad el desarrollo intelectual de sus ciudadanos tienen un riesgo muy alto de quedarse atrás.
Ahí radica la importancia del MIDE. No es caprichoso poner en la mira del país la calidad de la educación superior en Colombia con un modelo que nos permitirá saber cuánto nos falta recorrer para estar al nivel de las mejores universidades del mundo. El debate que se ha generado al respecto es sano y democrático, sin embargo es más productivo para Colombia no estancarnos en la crítica y los cuestionamientos; debemos ser coherentes con el anhelo de tener educación con equidad y calidad y para eso, todos debemos aportar .