Columnistas

La Colombia Que Soñamos

07 de septiembre de 2019

En estos días quise hacer un experimento y preguntar a quienes me siguen en Twitter (@acivico) cómo quieren imaginarse el futuro de Colombia, utilizando el numeral LaColombiaQueSoñamos. La idea surgió por la curiosidad de ver qué pasa si nos enfocamos en un futuro que queremos en lugar de concentrarnos en la coyuntura. En otras palabras, quería ver si cambia nuestro lenguaje y la calidad de nuestras emociones el visualizar el camino que está en frente y la meta que queremos alcanzar, en lugar de fijar nuestra mirada en el espejo retrovisor (corriendo el riesgo de desorientarnos y accidentarnos).

Por eso, en un tweet escribí: “En una frase, ¿cómo describirías la Colombia en la cual quieres vivir?”. El experto entransformación de conflictos, John Paul Lederach, quien tiene una larga trayectoria de trabajo también en Colombia, sugiere que para trascender a la violencia (y por ende cualquier realidad que requiere transformación) hay que forjar la capacidad de generar y movilizar la imaginación moral. En otras palabras, se trata de crear un espacio más allá de las piezas existentes, y de ir más allá de lo que es y de lo conocido. De hecho, la imaginación es el arte de crear lo que no existe. Por eso, Lederach define la imaginación moral como: “La capacidad de imaginar algo anclado en los retos del mundo real, pero a la vez capaz de sacar a la luz aquello que aún no existe”.

Mientras me llegaban las respuestas a mi consulta en Twitter, empecé a notar cómo a partir de una lectura de los desafíos del presente, quienes me contestaban proponían un horizonte posibilista y aspiracional. Fueron muy poquitos lo que utilizaron tonos negativos, perpetuando aquella actitud cínica y derrotista que marca el contexto político polarizado del presente. El chef Juan Manuel Barrientos sueña con “un ambiente sostenible, consciente e incluyente, criteriosa, con opinión pública y no con opinión publicada”. Desde Comfama me escriben que imaginan“un país que se construya desde la posibilidad, que celebre el futuro como acto indiscutible de nuestra existencia”.

La visión que tienen para el futuro muchos jóvenes que me escribieron está marcada por la esperanza. Escribe Mateo Robledo, “Sueño una Colombia de corazón grande y mente abierta para construir desde la diferencia”. Henry, de los Crew Peligrosos, habla de “una Colombia humanizada y respetuosa de lo ancestral, que su primera fuente de riqueza sea conservar la biodiversidad que la rodea”. Ana Sánchez se imagina un país “donde estamos felices de ser colombianos, sin divisiones, ni regionalismos, y sobre todo con respeto por el que piensa diferente. Una Colombia culta”. Por eso Sebas Trujillo se imagina un país “con ciudadanos formados para el respeto y la construcción de un proyecto de sociedad”.

Generar la imaginación moral es esencial para crear lo que no existe en el presente. Como lo afirma Lederach, esto requiere reconocer la interdependencia de nuestras relaciones. Esto puede parecer hoy un gran desafío. Pero quizás se pueda lograr a partir de un sueño compartido.