Columnistas

La cuarentena y la ausencia de los nietos

17 de junio de 2020

Por Hortensia del S. Madrigal H.

Quien no haya sido abuela (o abuelo) tal vez no imagine, aunque sí comprenda, lo difícil que llega a ser la ausencia de las nietas y los nietos (esto del lenguaje incluyente se nos vuelve un lío...) en estas cuarentenas forzosas donde a nosotros “los abuelitos” (y “las abuelitas”) que el presidente Duque “lleva en su corazón”, se nos ha confinado como si ya estuviéramos contagiados. Hay que cuidarlos y ellos nos deben cuidar, lo comprendemos perfectamente, echémosle la culpa a la naturaleza. Pero digan lo que digan sobre las visitas virtuales por pantalla, no hay nada comparable a recibirlos llenos de energía, hablando hasta por los codos (sobre todo ellas) o con sus dibujos y pequeñas notas plenas de significados. Siempre desbordantes de imaginación y ocurrencias, arsenal insuperable para descrestar (o eso creemos) a nuestros colegas de “abuelato”, quienes llevan sus propias proezas nieteriles. Una vida entera de recorrido nos ha traído toda clase de experiencias, de golpes, de premios y dichas, de tristezas, una balanza muy cargada, pero presenciar el descubrimiento del mundo por parte de estos pequeños angelillos/diablillos es tan maravilloso que dejarlos de abrazar y celebrar sus picardías es un golpe inmerecido.