Columnistas

La estructura ecológica de un alcalde

14 de febrero de 2016

Que me acuerde, el Estado siempre ha estado orgulloso de sus reservas naturales, si no que lo digan nuestros mandatarios en cada una de sus visitas al exterior, cuya imagen y producto de exportación recae siempre sobre nuestros paisajes y reservas naturales.

De ahí que extraña el silencio de las propias autoridades ambientales en no corregir al alcalde mayor de Bogotá, que con la intención de polarizar políticamente una discusión netamente científica y académica, se refirió a una reserva natural, jurídicamente declarada como un “potrero”.

El Estado no puede echarse para atrás en un proceso que le costó al país más de 15 años en reconocer y declarar, sencillamente porque al nuevo alcalde de Bogotá no le parece.

El distrito no puede negar sin soportes científicos y académicos los estudios hechos por el panel de expertos nacionales y holandeses, por la propia Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Física y Naturales, la Universidad Nacional de Colombia, el Instituto Agustín Codazzi, el propio concepto del ministro de Ambiente del momento y de la junta directiva de la CAR de la época, o del propio Consejo de Estado, así como de los reconocidos urbanistas Salmona, Samper, Aldana y Acevedo, entre muchos más.

Recordemos que esta misión de expertos, liderada por el geólogo holandés Thomas van der Hammen, cuyo territorio de análisis es esta reserva, dio origen al instrumento y concepto más importante y valioso que tiene la planificación y ordenamiento de las ciudades: la Estructura Ecológica Principal -EEP.

Según el propio profesor, se entiende como EEP “al conjunto de ecosistemas naturales y seminaturales que tienen una localización, extensión, conexiones y estado de salud, tales que garantiza el mantenimiento de la integridad de la biodiversidad, la provisión de servicios ambientales (agua, suelos, recursos biológicos y clima), como medida para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de los habitantes y la perpetuación de la vida”.

Por lo tanto, a pesar de la fragmentación dejada por las ciudades, este tipo de áreas protegidas tienen el valor de ordenar la cobertura vegetal, del uso y manejo de la tierra y del agua, para garantizar la conservación (a través de restauración y preservación) de la biodiversidad, de sus recursos biológicos y los servicios ambientales que ofrecen las ciudades, inclusive las más desordenadas.

También recordemos que identificar y cartografiar la EEP en cada ciudad es obligatorio a partir de su Conpes 3819 – “Política Nacional para Consolidar el Sistema de Ciudades en Colombia” y el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018.

Según este Conpes “Para el cumplimiento de los objetivos de la Política Nacional para Consolidar el Sistema de Ciudades en Colombia... y considerando la importancia de preservar los ecosistemas estratégicos del país, principalmente las fuentes abastecedoras de acueductos, y de consolidar el ordenamiento ambiental, se determinará la Estructura Ecológica Principal”.

Así mismo, el “Crecimiento Verde”, estrategia estrella del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, obliga “avanzar en la elaboración y socialización de la Estructura Ecológica Principal, esto permitirá la protección efectiva de ecosistemas estratégicos y reducir los conflictos por uso en el territorio”.

¿Por qué entonces aumentar los conflictos por uso del territorio en Bogotá, sí la CAR por mandato del propio Minambiente declaró esta zona como área protegida? ¿Con qué estudios se van a soportar los detractores para sustraer áreas y construir vivienda en la reserva? ¿Quiénes echarán para atrás el concepto de los expertos y magistrados? ¿Quiénes están detrás de la eliminación de la Estructura Ecológica Principal – EPP del país?

Al contrario, la estrategia de integración ambiente-ciudad debe ser una oportunidad que tienen los alcaldes en el marco del posconflicto y equidad. Es la oportunidad que tienen para educar a partir de sus reservas naturales. Es tiempo de una reconciliación sostenible. No de verdades a medias. Que hablen las autoridades ambientales, las que tienen la verdad completa.

“No me preocupa el grito de los violentos... de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Martin Luther King .