La ‘Ética’ del Muro Fronterizo de Trump
Por JOSEPH W. TOBIN
¿El muro en la frontera es ético? El presidente Donald Trump ha sugerido que el muro es moral y que aquellos que se oponen son inmorales. Sus críticos dicen lo contrario.
Para responder esto, tenemos que considerar sus efectos sobre los humanos. ¿Qué daños podría causar un muro fronterizo a inmigrantes y refugiados, todos iguales a nosotros en los ojos de Dios?
Algunas personas que cruzan la frontera están en busca desesperada de trabajo para sostener a sus familias. Un muro probablemente los impulsaría hacia áreas más remotas del desierto o las montañas, posiblemente hacia sus muertes, dado que las fuerzas que los impulsan -violencia, persecución, y extrema pobreza- son más amenaza para sus vidas que un cruce arriesgado en la frontera. De hecho, cerca de 8.000 migrantes han muerto en Arizona y partes de Texas desde la construcción de las porciones del muro en San Diego y El Paso.
Las llegadas más recientes a nuestra frontera son principalmente buscadores de asilo del Triángulo Norte de América Central quienes, cuando cruzan la frontera y piden protección, están cumpliendo con nuestras leyes, tanto domésticas como internacionales -El Acta de Refugiados de 1980 y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Refugiados de 1951 y sus protocolos de 1967.
Un muro impediría que los solicitantes de asilo pidan protección en cualquier punto a lo largo de nuestra frontera, lo cual es su derecho según la ley, y dejaría a muchos de ellos a merced de los carteles de la droga y otros grupos criminales en el norte de México. Se pueden encontrar formas más humanas de lograr la seguridad en la frontera para evitar estas consecuencias perjudiciales.
También hay que mirar la intención de alguien que quiere construir un muro para determinar su moralidad. En este caso, está claro que Trump quiere negar la entrada a cualquier persona que cruce la frontera sur, incluso aquellos que tienen derecho a cruzar y buscar protección y no son una amenaza para nosotros. La administración acaba de instituir una política conocida como “Permanecer en México”, que requiere que los solicitantes de asilo permanezcan en ese país hasta sus audiencias, un proceso que podría mantenerlos vulnerables al crimen organizado durante meses o años.
Trump no está actuando con preocupación por el impacto del muro en sus vidas, incluidas las de los niños. También ignora el impacto adverso del muro en el medio ambiente, los terratenientes y las comunidades fronterizas, como el daño que puede causar a la vida silvestre y la vegetación, el sostenimiento de los ganaderos y agricultores y el comercio transfronterizo.
Otras políticas que su administración ha perseguido, incluyendo la separación familiar, la reversión de las leyes de asilo, la detención familiar, la eliminación del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia y la terminación del Estatus de Protección Temporal para la mayoría de sus beneficiarios, muestran que la intención del gobierno es liberar a los Estados Unidos del mayor número de inmigrantes, legales o no - como sea posible.
La forma en que Trump ha defendido un muro también es instructiva. Al tratar de asegurar el financiamiento, ha declarado a todos los inmigrantes como criminales y amenazas a la seguridad nacional difundiendo información engañosa e inexacta sobre ellos. Su justificación para el muro se basa en mentiras y difamaciones contra la gran mayoría de los inmigrantes que respetan la ley y la moral.
Al presidente le gusta resaltar los delitos violentos cometidos por inmigrantes indocumentados, por ejemplo, pero no señala que los inmigrantes cometen delitos, incluso los violentos, a una tasa mucho menor que los ciudadanos. Todos los estadounidenses lamentan el daño causado cuando se comete un crimen violento. Eso no significa que estén de acuerdo con que un muro fronterizo es la forma más efectiva de prevenirlo.
Un muro en sí no es inmoral, pero puede construirse para un propósito inmoral. El presidente John F. Kennedy y el presidente Ronald Reagan se resistieron al Muro de Berlín, el cual impidió que millones de personas en el bloque soviético buscaran la libertad en el occidente.
La reforma migratoria que es humanitaria y honra los valores de nuestra nación finalmente debe ser promulgada, y se deben abordar las causas fundamentales de la migración global. Esta es la dirección moral hacia la cual el presidente debe dirigir a la nación.