Columnistas

LA ÉTICA PERIODÍSTICA Y LOS AUDIOS DE PRIETO

16 de julio de 2018

Escandalosas son las llamadas interceptadas por la policía judicial a Roberto José Prieto Uribe (quien, entre otras cosas, se muestra experto en componendas, manipular testigos y borrar evidencias), a raíz de la investigación por el ingreso de dineros de Odebrecht a las campañas presidenciales santistas; escuchar esas piezas, es un doloroso ejercicio para entender el estercolero que es la actividad política en el país con sus desaforados niveles de bajeza, pudrición, cinismo e irrespeto.

Pero también es muy indecoroso el papel que juegan algunos medios de comunicación masiva en estos asuntos, como lo evidencian dos ejemplos: El primero, el comportamiento de quienes le construyeron una entrevista a Prieto Uribe en el 2017, a través del periodismo “honesto” de la BLU Radio, con la cual se trató de limpiar la imagen de los detentadores del poder de turno y/o de quienes han servido a sus intereses, con un rédito adicional: el premio Simón Bolívar. Y, el segundo, la forma antiética como se trafica con evidencias probatorias suministradas por servidores públicos que deberían permanecer en la más absoluta reserva, por parte de periodistas adscritos a algunos medios de comunicación masiva (para el caso Vicky Dávila de la W RADIO), con el argumento de que para ellos solo importa el “contenido” no el origen de las fuentes.

Según estos informadores, entonces, no existen unos “principios de conducta fundados en los valores éticos de la profesión como base del compromiso de todos los que tienen responsabilidad en el proceso de informar”, como dice el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá, en cuyo artículo 3° también se lee: “La información deberá ser obtenida a través de medios legales y éticos. El fin no justifica los medios”. Desde luego, cabe preguntar: ¿Qué sanción se les va a imponer a quienes arreglaron la primera entrevista? Y, ¿cómo se va a sancionar a quienes obtuvieron, suministraron y difundieron los diecisiete audios sometidos a reserva? Es más: ¿por qué los voceros autorizados de la Fiscalía guardan absoluto silencio?

Estos interrogantes no serán nunca respondidos y, para acabar de ajustar, quien gobernó al país durante los últimos ocho años -sin olvidar los gravísimos hechos por los que deben responder mandatarios anteriores- hará entrega del mando sin que ninguna autoridad judicial le ponga su dedo acusador encima, porque él se irá desafiante con su imagen internacional de pacifista -que ya lo puso en los altares de la historia con letras doradas, como premio Nobel de la Paz- y luchador social, en atención a que el sistema judicial existente les garantiza la impunidad a los aforados.

Pero esa sensación de falta de castigo también lo preside todo cuando se piensa en el comportamiento de los escuderos del régimen infecto: Barreras, Benedetti, Cristo, Velasco, Gaviria, Prada, etc. Ello, por supuesto, sin olvidar la actuación del exgerente de la campaña presidencial Santiago Rojas Arroyo, quien culmina su gestión en la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales muy tranquilo porque ya la justicia penal lo exoneró de toda culpa; al fin y al cabo, el segundo baloto que obtuvo (el primero se lo dio Andrés Pastrana, cuando apenas frisaba los treinta años de edad) fue volver a dirigir al ente estatal que recauda los impuestos, luego de haber sido “honrado” como ministro de Comercio, Industria y Turismo. Incluso, no es descartable que este abogado javeriano de origen payanés que hoy tiene cuarenta y siete años, también pueda aspirar a la presidencia o a obtener otro premio Nobel (no se olvide: ya publicó su primera novela que, para más señas, se llama “Hombre Insaciable).

Así las cosas, cuando se escuchan los susodichos audios (difundidos con morbo por la Dávila), se examina el oscuro papel de los medios que llenaron de flores al régimen, o se piensa en la pléyade de funcionarios que le vendieron su alma al diablo, siente uno unas ganas infinitas de vomitar.