Columnistas

LA FAMILIA

24 de enero de 2015

Usted puede ser examigo de alguien; puede ser extrabajador de una compañía; puede ser exvecino o ser exjugador de un deporte o exesposo o exnovio.

En fin, hay muchas situaciones en las que uno puede tener el rótulo de ser un ex. Pero hay también situaciones que por más que lo desee nunca podrá ser un ex.

Por ejemplo, no se podrá jamás ser expapá o exhijo, exhermano o extío. Y es que los vínculos de sangre imprimen un carácter ineludible.

Uno selecciona amigos, trabajo, casa para vivir, pero no se escoge la familia. Cuando menos se pensó se está rodeado de la familia casi que sin tener nada que hacer.

Sé que hay muchas diferencias entre los miembros de las familias, pero por ese carácter mencionado, hay que hacer lo propio para que la unión familiar se consolide y fortalezca.

Que tengo una hermana que me cae supermal, pues haga el esfuerzo y tolérela. Nunca dejará de ser su hermana. La familia es el núcleo de la sociedad y si tenemos familias unidas, con seguridad esa sociedad será mejor.

También es cierto que al final no queda más que la familia, pues casi todas las demás relaciones son efímeras, pasajeras o interesadas.

Como es de agradable una reunión familiar en la que reinen la armonía, la alegría y el cariño sincero.