La Herencia
Amable Lector. Con temor pero con el debido respeto quiero comentar algo sobre la genética. Que dicho sea de paso, hasta hoy es inexorable. En forma coloquial en nuestro medio se escucha: “De tal palo tal astilla” - “Lo que se hereda no se hurta” - “Hijo de tigre nace pintado”.
Los científicos se han ocupado en verificar la relación de las enfermedades que se trasmiten de abuelos a hijos y nietos. Sin embargo, poco se ha dicho de otros temas sobre la herencia. Comienzo por mencionar el caso de los grandes maestros del arte, pintura, música, escultura y el lenguaje. En estos la genética ha sido tacaña con sus descendientes. Igual ha ocurrido con las leyendas del deporte. Sus hijos aunque heredaron el dinero, casi ninguno demostró tener las actitudes de sus padres. Las grandes empresas que crearon los abuelos, no obstante que todos los nietos lo superaron en inteligencia, y tener títulos de las mejores universidades del exterior, con pocas excepciones, las arruinaron o pasaron a otras manos.
Contrario a lo anterior, es increíble cómo se mantiene la pureza genética de los políticos. Lo usual es que estos trasmitan sus virtudes, entre otras, el acendrado amor a la patria, el poco o ningún apego al dinero y el profundo conocimiento de la Hacienda Pública. Basta leer las últimas tres reformas tributarias, llenas de sabiduría y simplicidad. Donde es más evidente el comportamiento de la genética es en Venezuela. Los gobernantes de los últimos años, Chávez, Maduro y Diosdado Cabello, son una réplica genuina de los que tuvieron el poder a partir de José Antonio Páez (1825). Un llanero pendenciero y ambicioso que alejó a Bolívar de su patria. Aunque hay que reconocerle que varios años después de su muerte, buscando beneficios políticos, mandó por sus cenizas.
Luego de Páez han ocupado la presidencia un buen número de militares. En épocas lejanas ,entre otros: José Tadeo Monagas y su hermano José Gregorio, Juan Crisanto Falcón y Antonio Guzmán Blanco. En épocas más recientes José Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. Todos tuvieron en común la codicia por los bienes materiales y la incapacidad para darle un mejor bienestar a su pueblo.
Venezuela, dotada por la naturaleza en forma generosa, primero con la agricultura y ganadería y luego con el petróleo, su gente, en general ha sido pasiva. Dicho en otras palabras, no tuvieron la necesidad, como otros, de luchar para superar la pobreza de la tierra.
Mientras Maduro y los suyos hablan de que allí solo hay amor y paz, los otros dicen que hay hambre y escasez de medicinas. Ayuda a comprender un poco mejor el Régimen Bolivariano, señalar que el salario mínimo en el año 2012 era cercano a US$ 300 y hoy es del orden de US$ 30. En poco tiempo en Venezuela todos serán iguales, menos sus gobernantes. Que el Señor se apiade de ellos y de nosotros.