Columnistas

La incertidumbre de la primavera

23 de abril de 2018

Si existe una época del año que sea la más difícil para acertar con la predicción del clima es esta, es la llamada “incertidumbre de la primavera”. Justo cuando más necesitamos incrementar esa precisión. ¿Cuándo terminará este frío o la temporada intensa de estas lluvias? o ¿cuánta agua caerá en la siguiente temporada de precipitaciones de septiembre, octubre o noviembre del próximo semestre? ¿Las lluvias estarán por encima o por debajo de lo acostumbrado? o ¿cuándo llegará el fenómeno de El Niño, que se encuentra cercano al 50 % de probabilidad de maduración? La única cosa segura es que a nuestro territorio no llegará la primavera. Ni será eterna ni mucho menos maldita.

Para que en Colombia vivamos la primavera se necesitaría que la Tierra se bamboleara, no con un ángulo de aproximadamente 23,5 grados respecto a la normal de la eclíptica, como lo hace ahora, sino con casi 90 grados, provocando largos meses de luz y oscuridad manifestados a través de las cuatro estaciones. Por lo tanto, los polos también se deberán derretir totalmente por la incidencia directa del sol, tal como nos pasa actualmente a nosotros con nuestras calurosas y húmedas temporadas de lluvias o de menos lluvias. Somos muy tropicales.

La primavera es una de las cuatro estaciones que se manifiesta solamente en los extremos de los hemisferios norte y sur, por fuera de la zona tropical, ubicada en la región central del planeta. Es una estación de transición entre la más fría y la más cálida, es decir, entre el invierno y el verano. Tiene la función de pasar de un extremo al otro, por eso la atmósfera sufre muchos cambios. Se caracteriza por ser una época de inestabilidad o de incertidumbre para predecir el clima del planeta, incluido el nuestro, ubicados entre los dos trópicos. Por eso la recomendación por estos días es seguir siendo conservadores con la prevención, es decir, no confiarse de una teoría u otra, porque las cosas por esta época pueden cambiar drásticamente o sorpresivamente.

Mientras tanto, los servicios internacionales continúan afirmando que el fenómeno de La Niña que vivimos por estos meses atrás, esté haciendo su transición a una condición neutral durante abril-mayo, cercano al 50 %, con la misma posibilidad del desarrollo de un fenómeno El Niño para el segundo semestre del presente año. Por lo anterior, recordemos que solamente hasta mediados del mes de mayo y junio se podrán tener predicciones más acertadas sobre su posible presencia.

Mientras tanto, si las condiciones de calentamiento de las aguas del océano continúan su tendencia de ascenso, la segunda temporada de lluvias del año, entre septiembre y noviembre, también se verá afectada, reduciendo considerablemente su porcentaje de precipitaciones. Recordemos que de madurar el Fenómeno de El Niño 2018-2019, su principal impacto de reducción de lluvias se manifestará en los meses de diciembre del presente año y los meses de enero, febrero y marzo del próximo.

Por lo anterior, se sigue recomendando cambiar a modo “alerta temprana”. Debemos ajustar ya nuestros planes y aprovechar de manera estratégica y conservadora esta corta temporada de lluvias que se extenderá hasta mediados de junio del presente. Se debe aprovechar también de manera conservadora la segunda temporada de lluvias del año por si las condiciones del océano Pacífico se mantienen, inclusive si las probabilidades de El Niño se incrementan en los próximos meses.

Insistimos, la acción más efectiva es la preventiva con información asertiva a pesar de la incertidumbre de la época. Tenemos en la memoria la sequía del año pasado y el desabastecimiento por la falta de agua potable. Debemos seguir poniendo en práctica lo aprendido. Debemos transmitirlo y enseñarlo. Por una Colombia bien informada, a pesar de las incertidumbres, y mucho más cuando nos hablen de la primavera.