Columnistas

La incoherencia recurrente

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03 de diciembre de 2018

En un discurso en la reunión de la OTAN en julio de 1963 en Italia, John F. Kennedy dijo que: “el comunismo nunca llegó al poder en un país que no fue interrumpido por la guerra o la corrupción, o ambos”.

Hace meses escribí que lo que existe realmente son los corruptos y no la corrupción, así como los terroristas y el terrorismo; por lo tanto, lo que hay que combatir es a los corruptos y no a la corrupción, que es una generalización difusa de lo que hacen los corruptos. El accionar de los corruptos lo facilitan muchos factores, entre ellos el sistema económico y político, por eso es históricamente recurrente la relación entre corrupción y el comunismo, que por estos días, para no provocar asco ni recelo, se hace llamar “progresismo”. Si algún modelo patrocina y fertiliza a los corruptos es el comunismo, del siglo que quieran, pues cuando el control del sistema se les encarga a unos pocos que todo lo deciden y usan los organismos de control para vigilar a los ciudadanos y no a la dirigencia del partido, el festín para los corruptos está servido.

Alan Greenspan decía que: “corrupción, malversación, fraude, estas son características que existen en todas partes. Lamentablemente es la forma en que funciona la naturaleza humana, nos guste o no. Lo que hacen las economías exitosas es mantenerlo al mínimo. Nadie ha eliminado ninguna de esas cosas”. Aunque imperfecta pero más eficiente y menos costosa, la libertad económica y las fuerzas del mercado independizan el control de las acciones y decisiones de unos pocos sujetos, estableciendo numerosísimos controles cruzados, automáticos, dinámicos y más oportunos que cualquier otra opción.

Colombia no está exenta de políticos amamantados con las ideas comunistas que enarbolan las banderas de la lucha contra la corrupción; pero la de otros, porque mientras puedan, son más corruptos que quienes denuncian. Para los comunistas, la combinación de todas las formas de lucha es válida, incluida la corrupción.

La semana anterior vimos cómo uno de estos “líderes del progresismo”, o chavismo a la colombiana, seguramente inspirado por los hinchas japoneses que al final de un partido del mundial de Rusia se pusieron a recoger basura de las graderías, muy diligentemente ayudaba a “recoger papeles” en donde estaba de visita. ¡Qué detallazo! Probablemente lo aprendió en Venezuela, cuando era el vocero de Chávez en Colombia, como lo denunció un experto en corrupción, Diosdado Cabello.

¿Hasta cuándo seguirán engañando a millones de incautos los que se autodenominan impolutos y aseguran ser los únicos decentes, de partidos color verde dólar o “supuestamente sin partido”, que condenan la corrupción y aseguran, con aroma lituano, que “no todo vale”, pero para llegar a la presidencia se alían con comunistas y supuestos adalides de la anticorrupción como la senadora que cobra su sueldo aunque no asista por estar en campaña, o con chavistas “humanos” que invierten todo su dinero en “la bolsa”, plástica?.