Columnistas

La Inflación de un fuerte Niño

09 de agosto de 2015

No se ha desarrollado El Niño 2015-2016 y ya los impactos acumulativos en la inflación nacional por la fuerte sequía de los años 2013, 2014 y 2015 ya se sienten. Tal como lo habíamos anunciado hace un año por este mismo espacio, este Niño no tiene los efectos de un solo fenómeno sino de un par de fuertes y peligrosos gemelos.

De acuerdo con el Banco de la República en su informe de esta semana “Situación actual y perspectivas de la economía colombiana”, uno de los más importantes factores que explica en gran parte la aceleración de la inflación en lo corrido del año, es la menor dinámica en la oferta de alimentos en el país, que como se ha dicho en repetidos análisis, está relacionada con los efectos de El Niño que indujo a la reducción en la siembra y a la escasez de los alimentos.

Este mismo comunicado afirma que existe el riesgo de que la depreciación del peso y la persistencia de El Niño posterguen la convergencia (aproximación) de la inflación a la meta definida de manera directa, es decir, que la inflación no esté entre 2 y 4 % anual, sino que se mantenga, por un buen tiempo (por lo menos un año más) por encima de este rango, hasta cuando desaparezca el fantasma de este evento oceáno-atmosférico.

Y es que la situación no está para escenarios optimistas. Simultáneamente, mientras que el doctor Uribe, gerente del Banco de la República presentaba dicho informe a su junta directiva, la Agencia Norteamericana para la Atmósfera y el Océano -NOAA-, anunciaba por primera vez, en su último boletín, que la intensidad de este evento había aumentado de débil-moderado a “Strong El Niño”, es decir, a un Niño de categoría fuerte.

La intensidad del fenómeno de El Niño (no confundir con el impacto del fenómeno de El Niño. Son dos cosas muy diferentes) se mide por el grado de calentamiento de las aguas centrales del océano Pacífico, por encima de los 0,5ºC durante un largo periodo.

Teniendo en cuenta lo anterior, la NOAA informa que todos los multimodelos sugieren que para finales de este año y el primer trimestre de 2016, la región central del océano Pacífico estará por encima de los 1,5ºC de calentamiento por encima de la temperatura normal de las aguas, es decir, llegará a la categoría de El Niño “fuerte”.

Es una muy mala noticia, especialmente para los colombianos de la costa Caribe y de muchos municipios del centro del país que llevan casi dos años soportando el racionamiento de agua potable y de riego.

El más fuerte Niño que hemos tenido en los últimos 50 años se presentó entre 1997-1998, donde gracias a las lecciones aprendidas del apagón de 1992 se pudieron enfrentar de manera eficiente sus efectos sobre el sector energético, agrícola, pecuario, transporte, financiero, salud, alimentos, agua potable e incendios.

Para evitar que estos impactos sigan afectando la economía nacional, el Gobierno Nacional deberá redoblar las medidas hasta ahora implementadas. No son suficientes las que se han hecho. Es importante recordar que este evento no termina en agosto como se había informado sino al contrario, hasta ahora comienza su etapa de desarrollo, y los meses más secos todavía estarán por venir. Se esperan que lleguen para final de año y comienzos del próximo.

Usemos muy bien la reducida temporada de lluvias de septiembre, octubre, noviembre y diciembre. El Niño no inhibe que lleguen las precipitaciones de esta segunda temporada del año. Lloverá menos pero lloverá. Por favor, no mal gastemos el agua.

La Ley del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 creó el Consejo Nacional del Agua precisamente para esto. Es el momento de su reglamentación y operación. Los mecanismos de prevención como la coordinación, planificación, información, socialización y ejecución a nivel nacional, regional y local serán sus principales aliados. La creciente inflación los necesita.