Columnistas

La libertad y el orden

06 de junio de 2021

Esta semana tuve la oportunidad de recorrer las calles de Cali, sigo convencido de que hablar con la gente es la mejor forma de comprender qué está pasando hoy en Colombia. Nuestro país vive hoy, sin lugar a duda, una de las crisis más grandes de las últimas décadas y nos encontramos frente a un reto muy claro: convertir las necesidades y demandas de la ciudadanía en soluciones para brindar educación, salud, empleo y oportunidades a todos los colombianos. Hoy debemos abrir y generar todos los espacios democráticos para dialogar y ponernos de acuerdo en el país que queremos, en esa Colombia posible.

Frente a esta situación, es importante realizar una diferenciación clara entre quienes hacen reclamos válidos de manera pacífica y los que usan la violencia y los bloqueos para desestabilizar el país. De acuerdo con la encuesta realizada el 1 de junio por el Centro Nacional de Consultoría y publicada por CM&, el 60 % de los encuestados considera que el paro los ha perjudicado, el 79 % no está de acuerdo con los bloqueos y el 89 % cree que no le hacen bien al país. En todos los estratos sociales más del 50 % de las personas se han visto afectadas por el paro, la obstrucción a las actividades económicas y la violencia desencadenada por la delincuencia que afectan derechos ciudadanos. Hoy el Estado tiene la responsabilidad, además de dialogar, actuar con autoridad y firmeza frente a los bloqueos para garantizar la tranquilidad del resto de los colombianos. La libertad y el orden no son negociables en una sociedad democrática como la nuestra.

La encuesta también indica que el 70 % de los colombianos está de acuerdo con los reclamos, sobre todo los jóvenes entre los 18 y 25 años. Como vemos, en Colombia existe un apoyo a la movilización pacífica que pone en evidencia un malestar con la situación actual del país y un anhelo por avanzar hacia la superación de problemas históricos que van desde el desempleo y la corrupción hasta la violencia y la inseguridad que persiste en muchas partes del territorio nacional.

Frente a las instancias para solucionar la crisis, el comité del paro no representa a la mayoría de los colombianos ni se identifica con las demandas reales de los jóvenes del país: el 70 % de los encuestados tiene una opinión entre regular y mala de este comité, el 59 % piensa que el paro es un movimiento social que nadie controla, y el 78 % ni siquiera conoce las peticiones que presentó hace un año al gobierno nacional. Por otro lado, el 79 % tiene una opinión negativa sobre la forma como el Gobierno ha buscado soluciones y el 68 % considera que nuestra democracia está en peligro.

Ante la ausencia de resultados claros para levantar definitivamente el paro, continuar con la plena reactivación económica y construir una agenda social que responda a los intereses de los ciudadanos de todas las edades, estratos y regiones, hay que insistir en escuchar y avanzar en soluciones mediante mecanismos ampliamente participativos y democráticos, garantizados por el gobierno nacional, pero promovidos y desarrollados desde todas las regiones y sectores del país.

Todos estamos llamados a fundar un proceso de transformación social desde la democracia. Frente a los intereses genuinos de los colombianos todo el apoyo y la voluntad para hacer posibles sus demandas. Necesitamos acuerdos centrados en la gente más allá de la violencia y las ideologías. Es el tiempo de reconocernos y construir un propósito común. ¡Yo sí creo que es posible!