Columnistas

LA MALICIA ESPAÑOLA

03 de noviembre de 2016

Por Mároly Rada Bedoya
Universidad Eafit
Ciencia Política, 7° semestre
mradabe@eafit.edu.co

Juan Esteban, es un niño de Medellín con apenas unos 5 años que mira con animadversión a las personas indígenas.

Esta actitud ha sido generalizada por la población colombiana, a tal punto que llamamos a aquellas acciones que involucren la viveza o tomar ventaja de una situación malicia indígena. Para mí, la malicia española.

La malicia española que se ha incrustado en la idiosincrasia colombiana nos ha convertido en una sociedad vallada al pluralismo, que se ha olvidado de cómo proteger la identidad de quienes desde el “descubrimiento” se han visto más perjudicados.

Un país sin memoria, que ve con malos ojos el proceder de las diferentes culturas que aquí perviven, merece la lectura de algunas cuestiones que hoy me apremian.

Un pequeño pasaje de la historia y que fue repetitivo en casi todas las colonizaciones españolas, cuenta cómo Cortés llegó a Tenochtitlán en México, uno de los imperios sagrados más grandes de América, habitado por indígenas aztecas. El cual habla de secuestro, saqueos y como es obvio, de muertes. Un testigo lo cuenta de la siguiente manera: “robaban el oro como monos, estaban henchidos de codicia, eran voraces, estaban ansiosos como cerdos salvajes de conseguir oro”.

Las organizaciones que se encontraban en nuestro territorio estaban dadas por la estructura de la familia. Eran instituciones fundadas por la protección de valores, costumbres y principios. Muy al contrario de las instituciones europeas que tanto nos contagiaron de sus procedimientos bélicos, donde no estaban dadas por relaciones de hermandad ni de simpatía, sino por el egoísmo y la codicia.

Así pues, luego de tanto tiempo son nuestros indígenas quienes se ven hoy más perjudicados, no solo en lo político y en lo económico sino también en cuestiones lingüísticas, como la mal llamada “malicia indígena”. Los colombianos debemos preocupamos por inculcar a nuestros niños historia, pero la nuestra, no la eurocéntrica. Un sentido de identidad sería entonces la solución a tantas problemáticas que perviven en Colombia. En el reconocimiento de nuestras identidades, de las equivocaciones y de nuevas reivindicaciones por el pluralismo nacional está el acierto.

*Taller de Opinión es un proyecto de
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