La paloma y el oso
La disputa por un oso de anteojos entre la senadora Paloma Valencia y la Unidad Administrativa de Parques Nacionales Naturales ―en la que participaron miles de colombianos― no fue una polémica de poca monta.
La senadora literalmente incendió las redes sociales cuando pidió que esa Unidad pagara a los ganaderos del Cauca por el daño causado a una res por un oso andino para evitar que lo mataran.
Su mensaje, difundido por Twitter, decía: “Oso de anteojos en Totoró Cauca debe pagar los daños a ganaderos y evitar que lo maten”. El texto estaba acompañado de dos fotografías: en la primera aparecía un oso en un potrero, junto a un bosque, marcado con una flecha, y en la segunda la herida abierta de la res atacada.
El oso andino, también llamado oso de anteojos u “oso careto”, es una especie en vía de extinción y está considerado el oso más carismático de los Andes suramericanos. Es uno de los principales regeneradores de bosques y páramos ya que dispersa semillas y derriba arbustos que permiten el paso a la luz para renovar los bosques. Es tímido y solitario y en un 90 % come frutas, raíces, hongos y hierbas del bosque. Solo un pequeño porcentaje de su dieta es de origen animal: insectos, huevos, reptiles, peces, roedores, conejos y pichones.
“El oso andino es tal vez el úrsido más vegetariano y a la vez el más arbóreo que existe excluyendo al oso panda, que come exclusivamente bambú”, dijeron funcionarios del Programa Nacional para la Conservación del Oso Andino.
El mensaje de la senadora fue respondido por la Unidad de Parques Naturales a través de Twitter: “”Paloma Valencia, rechazamos su mensaje, el oso es una especie en vía de extinción. Debemos generar acciones para conservarlo y no de muerte”.
Ambos mensajes provocaron una oleada de más de 200 mil twitts defendiendo al oso. La etiqueta #ElOsoNoEstáSolo se volvió tendencia durante los días siguientes. Estos son algunos de los mensajes más elocuentes: “Paloma Valencia fue clara: o parques nacionales vigila los osos o los ganaderos de la región están autorizados para matarlos. Así la puso”. “Ganaderos invaden hábitat de oso andino. Es absurdo que debamos pagarles para que no asesinen osos”. “El oso no está solo. Lo cuidamos de las palomas y los buitres salvajes de la ganadería”. El más bello fue una imagen con un osito apabullado, lamentándose: “Los ganaderos se apropian de las zonas en que vivimos ¡y ahora resulta que los malos somos los osos!”
Paloma Valencia respondió, indignada: “Mala fe (de) Parques de Colombia (con) un mensaje diciendo que auspicio la muerte de los osos. Todo lo contrario, llamo la atención para que los protejan”. “Hay que ser muy descarados en Parques de Colombia para que cuando les aviso que hay un oso en peligro en el Cauca decidan acusarme a mí”. La senadora envió más de 12 mensajes intentando justificar el primero.
Paloma Valencia es abogada y senadora por el partido Centro Democrático. Esta no es la primera vez que sus mensajes causan polémica en las redes. El año pasado propuso un referendo para que el departamento del Cauca sea dividido en dos: “Un departamento indígena y otro para los mestizos”.
Pienso que esta singular polémica no es baladí. Muestra modos de pensar opuestos sobre la relación del hombre con la tierra, con los bosques, con los animales en vías de extinción. Después de seguirla en las redes sociales me pregunto: ¿Debe el Estado colombiano proteger a los ganaderos de los osos o a los osos de los ganaderos?.