Columnistas

La pareja ideal

20 de septiembre de 2015

Ya escribí sobre lo que se nos viene con las provocaciones venezolanas y la debilidad de Santos y su Canciller y además introduje el tema del congresito, ya aprobado, hecho a la medida de La Habana: un golpe de Estado para que Santos pueda firmar su paz con los terroristas, sin participación del pueblo, que es el constituyente primario, por puro miedo porque ese pueblo no apoyará con su voto lo acordado y por acordar en Cuba. Es que al presidente le urge finiquitar este proceso para aspirar a un Nobel.

¿Será que no le importa que Colombia deje de ser un Estado Social de Derecho y entre, como “joya de la corona”, en el castrochavismo modelo Moscú? ¿Tan pronto se nos olvidó lo que vimos cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín? ¿Seremos ciegos frente a la situación cubana y la venezolana?

¡Hasta bueno sería que Antioquia se separe de Colombia! De esto me han hablado muchas personas que me encuentro en la calle. Pero como por ahora eso es difícil, decidí tratar el tema de la política regional, remitiéndome a la bella definición griega y al diccionario de la RAE: “El gobierno de la ciudad”. Claro que lo tocado en los dos primeros párrafos también es política porque esta se define como el “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados”. “Actividad de los que rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”. “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo”.

Muchos saben que aspiro a que Andrés Guerra Hoyos rija los asuntos de Antioquia. Es un hombre que lleva años recorriéndola, buscando soluciones para cada región, proponiendo acciones viables, trabajando para llevar seguridad, educación y proyectos productivos a las distintas zonas. Para impulsar la autoridad razonada en el núcleo familiar, el núcleo fundamental donde los niños primero aprenden la convivencia. Andrés conoce de memoria los circuitos viales que hay que hacer para unir las distintas zonas y para volver al departamento competitivo ahora que impera la globalización. No en vano hizo una excelente gestión como diputado. Andrés es un estadista: “Persona versada en los negocios concernientes a la dirección de los Estados o instruida en materia política”.

Pero Medellín también tiene una persona versada en los negocios concernientes a la dirección de los Estados e instruida en materia política y aspiro a que rija su destino. Me refiero a Federico Gutiérrez, Fico, quien fue el candidato que Álvaro Uribe escogió hace cuatro años. No salió elegido pero siguió recorriendo la ciudad, hablando con la gente y reforzando su programa de gobierno, sin descanso, con coherencia y equipo.

Fico tiene a Medellín como meta y no como trampolín. Es quien más sabe de seguridad y tiene una propuesta soportada en cifras. Para ello busca atacar la desigualdad, la corrupción, la cultura mafiosa, los microtraficantes, la cultura de la ilegalidad, la violencia en todos los escenarios. Se ciñe al presupuesto y no ofrece cosas que no tengan respaldo financiero o legal, como decir que rebajará las tarifas de energía. Eso depende de la CREG y es del orden nacional. Como Andrés Guerra, es inteligente, carismático y tiene inteligencia emocional, fundamental en quien ejerza cargos de liderazgo. Es íntegro y sabe cuáles son los valores que hay que recuperar. “Medellín está por encima de los partidos”, dice. Fico no dejó solo a Uribe y le dijo una y otra vez que las puertas estaban abiertas.

Sin negar las cualidades de otros candidatos, creo que lo mejor para Antioquia y Medellín es que sean gobernados por Andrés Guerra y Federico, Fico, Gutiérrez. Hacen el equipo perfecto para un departamento y una ciudad complejos que necesitan líderes que los conozcan palmo a palmo y que tengan una irrenunciable vocación de servicio.