La política en la educación
La historia de la educación antioqueña está ligada al período de la colonia española, regido por la doctrina católica con la participación de comunidades religiosas y más recientemente, el Estado ha tomado el control para democratizarla y llevarla a todas las clases de la sociedad. Un claro ejemplo es la historia de la Universidad de Antioquia, que en sus inicios en 1803, fue una institución educativa de la comunidad Franciscana y posteriormente la asumió el departamento; la Universidad Pontificia Bolivariana -UPB- ha permanecido con su espíritu católico intacto, posteriormente llegó la Universidad Nacional con la Facultad de Minas y se establecieron los principios laicos de la educación superior.
Igual sucedió con las instituciones educativas privadas de enseñanza primaria y secundaria regidas en su mayoría por comunidades religiosas, que imprimieron los principios éticos y morales de la Iglesia católica. No fue lo mismo cuando el Estado entró a participar activamente en la educación, en donde ha habido épocas en las cuales el espíritu político ha dominado la tendencia educativa; no obstante esta situación, ha permitido que la educación llegue a más personas de todas las clases sociales, pero la baja calidad en la instrucción ha primado en la mayoría de las escuelas y colegios públicos, lo que ha marcado una mayor diferencia entre la educación pública y privada, reflejada en los bajos resultados de las pruebas PISA del año pasado.
En las últimas administraciones la política educativa de los municipios, incluyendo la de Medellín, se ha concentrado en construir mejores y a veces costosos equipamientos educativos; hoy ese esfuerzo se constituye en una plataforma para lograr el verdadero desarrollo de la educación, pero la calidad solo se hace manifiesta cuando se plantee un estricto programa para la selección de institutores idóneos, con valores y asegurándoles una buena preparación con las mejores prácticas de pedagogía, para obtener maestros con excelente formación, por medio de organismos muy bien estructurados y con un profesorado de altísima calidad, ojalá con grado de doctorado.
Las instituciones educativas no deben tener color político y su función es dedicarse a la investigación, al estudio y al desarrollo de tecnologías que permitan formar personas útiles a la sociedad; esta falencia ha existido dentro de las instituciones de educación pública y privada, aún tan importantes como el ITM (Instituto Tecnológico Metropolitano), el Pascual Bravo, el Colegio Mayor y el Politécnico Colombiano Jaime Isaza, en donde se presenta el mismo fenómeno.
En medio de las tres primeras instituciones enunciadas, que forman parte del grupo de educación superior de Medellín, se ha creado una institución que se constituye en un fondo de apoyo y promoción al estudiante, con el fin de coordinar y articular la gestión de las tres, para lograr una mayor eficiencia en la estructuración de los programas académicos, denominada Sapiencia. Esta institución, al parecer, es un ente burocrático más, controlado por un grupo político que acompaña a un edil del Concejo de Medellín y frente a su objeto, ha desarrollado programas alternativos y aún paralelos a las instituciones que se suponía coordinaría. Así mismo, entre las tres instituciones también se presenta competencia ofreciendo, en algunos casos, los mismos programas de extensión.
La educación pública no debe ser inferior en calidad a la de la instrucción privada, porque el objetivo es permitir que las personas crezcan como individuos y convivan en forma democrática, sin distingo de razas ni condición social, porque es un derecho ciudadano y una obligación del Estado.
*Empresario, Grupo de Apoyo a Federico Gutiérrez, candidato a la Alcaldía de Medellín.