LA PROTESTA SILENCIOSA DE LOS ÁRBOLES
En un país donde cada día se oyen incontables voces de protesta de gente reclamando sus derechos, me llegó al corazón la protesta silenciosa de los árboles mutilados en la plazoleta de la Fiscalía General de la Nación, en Bogotá, promovida por el movimiento ciudadano Avaaz, para pedir que se investiguen los crímenes ambientales contra la Amazonia.
El miércoles, la plazoleta amaneció cubierta de troncos de madera aserrados, ramas cortadas y hojarasca, custodiados por docenas de mujeres y hombres vestidos de blanco que ponían flores sobre los troncos. Al fondo se veía una pancarta inmensa que decía: “Investiguen los crímenes contra la Amazonia”.
La protesta fue organizada para acompañar una denuncia penal presentada ante la Fiscalía y firmada por más de un millón de personas para pedir que se investiguen y se detengan las acciones de los grupos criminales que están arrasando la Amazonia colombiana.
La denuncia fue sustentada por un informe científico preparado por biólogos y geólogos convocados por Avaaz y secundada por testimonios de pobladores, mapas satelitales y otras evidencias que prueban que Colombia perdió unas 220 mil hectáreas de bosque natural en 2017, la cifra más alta que se ha registrado en los últimos seis años. El 65,5 por ciento de esa pérdida se concentró en la Amazonia, donde la deforestación se duplicó, pasando de 70.074 hectáreas en 2016 a 144.147 hectáreas en 2017. Esto significa que ―solo en esa región― Colombia perdió en bosques un área equivalente a 165 veces la ciudad de Bogotá.
La deforestación acelerada se concentra en siete municipios amazónicos ―San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, La Macarena, Calamar, El Retorno, Solano y San José del Guaviare―. Allí se incrementó la superficie deforestada en más de un 100 por ciento. El mayor foco de destrucción de bosques está en San Vicente del Caguán, en un predio llamado hato Blanco y en los baldíos La Piscina, La Esmeralda y La Temblorosa.
San Vicente del Caguán es considerado el punto más crítico porque allí está el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, que tiene 4 millones 268 mil hectáreas y es el área protegida más grande de los 59 parques naturales de Colombia. Esta serranía, considerada por la Unesco patrimonio natural y cultural de la humanidad, es un territorio singular dentro de la Amazonia porque es allí donde los ecosistemas de esta región se conectan con los Andes. Además, posee muchas especies de plantas que son únicas y provee el 60 % del agua superficial de la Amazonia.
En un diálogo con periodistas de la organización Divergentes, Ana Sofía Suárez, líder de Avaaz en Colombia, dijo que el 90 % de la deforestación actual en el país está ocurriendo en territorios que abandonaron los guerrilleros de las Farc después de la firma del Acuerdo de Paz.
“Cuando los excombatientes salieron de las selvas, la ausencia del Estado hizo que nuevos grupos ilegales ocuparan ese territorio e iniciaran todo tipo de actividades ilícitas: no solo la tala de bosques, sino también la minería ilegal, y la siembra y la producción de coca”, explicó Ana Sofía Suárez. “Acá hablamos de grupos criminales, de carteles. Por eso le dimos el mandato a la Fiscalía para que averigüe quiénes son los que realmente están detrás de esto. Si no se los detiene, vamos a perder la Amazonia en cuestión de nada”.
Tres días después de la protesta frente a la Fiscalía, miro las fotos publicadas por los periódicos. El lugar parece un cementerio de árboles. ¡Qué ironía! Los organizadores no tuvieron que ir muy lejos para encontrar troncos suficientes para llenar la plazoleta. Los recogieron en las calles más cercanas. Otro crimen contra la naturaleza. Esta vez fueron talados por orden del alcalde de Bogotá.