Columnistas

LA SOLUCIÓN PARA LOS PRECIOS DE LAS DROGAS

11 de septiembre de 2015

Por Ezekiel J. Emanuel

Estamos pagando demasiado por medicamentos con receta médica. El precio de drogas para el cáncer como Yervoy, Opdivo y Keytruda frecuentemente supera los 120.000 dólares al año.

Algunas otras drogas especializadas tienen precios aún más altos. Cerezyme para la enfermedad de Gaucher y Kalydeco, para la fibrosis quística, cuestan unos 300.000 dólares al año de por vida.

A pesar de representar aproximadamente el 1 por ciento de las drogas con receta, este tipo de drogas de alto costo representaron un 32 por ciento de los gastos en drogas de farmacia.

Las encuestas muestran que los americanos están hartos de las drogas de alto costo. Una solución comúnmente propuesta ha sido permitir que el gobierno federal, por medio de Medicare, negocie con las compañías de drogas. Actualmente, mientras Medicare les indica a los hospitales y a los médicos lo que pagará por servicios, por ley no puede negociar con las compañías para conseguir precios de drogas más bajos.

Pero este manejo no solucionará el problema de los precios estratosféricos de las drogas por varias razones. Para muchas enfermedades, solo existen unas pocas drogas efectivas, con poca competencia de precios. También, Medicare tendrá poca ventaja en la negociación porque, a diferencia de aseguradoras privadas, no puede mantener una lista de drogas aprobadas y excluir drogas demasiado costosas de la cobertura.

Casi todos los países desarrollados, incluyendo a aquellos administrados por gobiernos muy conservadores, tienen una solución efectiva para los precios de drogas, razón por la cual estos países frecuentemente pagan menos de la mitad de lo que pagan personas en Estados Unidos por drogas. Por ejemplo, el Esquema de Beneficios Farmacéuticos de Australia, que tiene más de 60 años, ha sido el comprador único de drogas para el país, lo que las hace disponibles a precios fijos.

En promedio, solo uno de cada 5.000 compuestos que las compañías de drogas descubren y someten a evaluaciones preclínicas se convierten en una droga aprobada. De las drogas sometidas a pruebas clínicas en humanos, solo el 10 por ciento consiguen la aprobación de la Administración de Alimentos y Drogas.

A pesar de los riesgos, muchas compañías de drogas están consiguiendo enormes ganancias. Gilead, que produce Sovaldi, tiene ganancias de un 50 por ciento. Biogen, Amgen y otras firmas de biotecnología tienen ganancias de alrededor de 30 por ciento. Merck y Pfizer están viendo ganancias de 18 por ciento o más. Aún si las ganancias fueran recortadas en una tercera parte o la mitad, habría incentivos suficientes para asumir los riesgos del desarrollo de drogas.

Qué se debe hacer? El gobierno de los Estados Unidos ha creado un sinnúmero de acuerdos especiales con precios que pervierten los incentivos. Por ejemplo, Medicaid generalmente consigue los precios más bajos del mercado. Esto disuade a las compañías de drogas de experimentar con otros pagadores ofreciendo precios más bajos, sabiendo que lo más probable es que tengan que ofrecer el mismo acuerdo a Medicaid. De manera similar, por medio del Acta de Medicamentos Huérfanos de 1993, los Estados Unidos creó muchos incentivos para el desarrollo de drogas para enfermedades huérfanas, aquellos con menos de 200.000 pacientes alrededor del país. Aunque es importante encontrar tratamientos efectivos para enfermedades raras, es más importante enfocarse en enfermedades serias y comunes como apoplejía e infecciones resistentes a antibióticos.

Lo que realmente causa frustración en las personas son las drogas costosas que no ofrecen cura. Por ejemplo, Opdivo le suma un promedio de 3.2 meses de vida a pacientes de cáncer de pulmón y cuesta 150.000 dólares al año.

En cambio otras drogas son excesivamente costosas pero valen la pena. Hubo protesta por pagar 1.000 dólares por pastilla de Sovaldi. Pero ayuda a curar la hepatitis C y ha demostrado ser rentable.

El gobierno suizo incluye solo las drogas que son efectivas y rentables en su lista de drogas aprobadas. Luego establece un precio máximo permisible para la droga, pero hasta ese punto, las compañías pueden decidir cuánto cobrar.

Todos, incluyendo a los ejecutivos de las compañías de drogas, creen que los altos precios no pueden continuar.