Columnistas

LA VERDAD

08 de agosto de 2015

Amable lector. Hace más de 15 meses desapareció el avión Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines, que despegó de Kuala Lumpur con destino a Pekín, lugar al que nunca llegó. Se han dicho muchas cosas. Que fue derribado por un misil, que lo secuestraron, que el piloto era un Juan Tenorio. La semana anterior se encontró en una isla del océano Índico un pedazo de ala de un avión. Los medios de comunicación divulgaron la noticia. Los días siguientes fueron de gran expectativa.

Por fortuna esta pieza de metal fue examinada en París, donde se confirmó que pertenecía a la nave desaparecida. Algo se aclaró: que este cayó al mar. ¿Por qué murieron 239 personas que viajaban en este vuelo? Esta respuesta jamás se conocerá.

Al finalizar el mes de julio un avión de la fuerza aérea con 11 militares a bordo se accidentó cerca al municipio de Codazzi, departamento del Cesar, todos sus ocupantes murieron. El Gobierno Nacional informó que se debió a un daño en uno de los motores. A un amigo, un experto le contó que en situaciones como esta, más de una vez por errores humanos, decisiones que se toman en segundos, las cosas terminan peor.

Usualmente, por no decir siempre, cuando un avión sufre un accidente fatal, las autoridades, de cualquier lugar del mundo, tardan semanas, meses o años antes de sacar conclusiones sobre las causas que lo originaron.

El martes de esta semana un helicóptero Black Hawk sufrió un percance en el que perecieron 16 miembros de la policía. A los pocos minutos de conocerse tan lamentable suceso, el señor presidente y su ministro de Defensa se apresuraron a decir que esto ocurrió por el mal tiempo en la zona, que la nave se chocó contra una ladera y que no había sido derribado.

Unos pocos se atrevieron a decir que quizá ocurrió porque fue alcanzado por proyectiles, disparados desde tierra. Entonces habló el ministro de Defensa y también el hijo del señor presidente. El primero amonestó al doctor Álvaro Uribe y al senador Rangel por la ligereza en dar estas informaciones. El otro dijo que estos buscaban espacio político, sin importarles el dolor de las familias.

El día jueves de esta semana el ministro de Defensa habló por una cadena radial, tiene gran facilidad de expresión, pero por las preguntas que le formularon y las respuestas que dio, sin la menor duda, se concluye que el Gobierno obró en forma precipitada, por no decir de manera imprudente.

Conversando con el peluquero me dijo que los voceros del Gobierno, en casos como este, deberían esperar hasta tener una información confiable, para evitar así las suspicacias, no de dos o tres personas como fueron señaladas, sino de muchos colombianos que de tiempo atrás están convencidos que el Gobierno no les dice la verdad de muchas cosas.

A manera de ejemplo, el proceso de paz, obra maestra de teatro, con un final feliz para unos pocos, que más tarde se convertirá en la gran tragedia nacional.