Las caletas y los calatos
Hay dos palabras en español —caleta y calato— que dependiendo del país en el que se expresan tienen un significado muy interesante. Las caletas en Colombia y Venezuela son un objeto escondido, y en Perú, calatos quiere decir en pelota, desnudo.
En días pasados, después de que las Fuerzas Militares y las Naciones Unidas anunciaran que se encontraban “muy complacidos” con el inventario de las armas de las Farc, el Ejército anunció el hallazgo de una de las más grandes caletas de ese grupo criminal.
En Puerto Leguízamo, Putumayo, encontraron una caleta repleta de armamento y dinero. El hallazgo alertó al país, sobre la base de que el Gobierno ya había anunciado que el proceso de desarme de las Farc iba profundamente avanzado.
Pocos días después del escándalo salió el Ejército a decir que la caleta había sido encontrada gracias a información de las Farc. Al fin qué, ¿fue una operación de inteligencia del Ejército o fue un mandado a solicitud de las Farc que resultó maximizado en los medios como un acto de efectividad de la Fuerza Pública?
Luego las Farc salieron a decir que tienen 900 caletas más. ¿Estaban esas armas en el inventario? ¿Por eso es que están tan complacidas las Naciones Unidas, y tan complacido el Ejército? ¿Cómo están tan complacidos con el inventario si ni siquiera saben dónde están las armas y el dinero de las Farc? ¿Cuántas armas hay por cada caleta? ¿Para qué es ese arsenal de guerra y el dinero oculto? ¿Dijeron las Farc cuánto dinero y cuántas armas tienen escondidas?
Y al parecer no solo se están guardando arsenales de guerra y caletas con dinero, sino también hombres, a juzgar por las denuncias de Liborio Guarulla, gobernador del estado Amazonas, en Venezuela, que pidió retirar de su jurisdicción al menos 4.000 guerrilleros colombianos.
La respuesta de las Farc es lanzar comerciales intentando darle cátedra de moral y de lucha contra la corrupción al país, como si incumplir los acuerdos, secuestrar, asesinar, narcotraficar, violar, reclutar niños no fuera corrupción.
No nos crean tan pendejos, señores de las Farc, no se sigan burlando del pueblo colombiano, estos arsenales escondidos representan un grave incumplimiento. Todas las armas y el dinero que se encuentren deben ser considerados como un delito nuevo y debe caer todo el peso de la ley sobre los cabecillas.
El Congreso de la República debe suspender cualquier discusión sobre la implementación de los acuerdos hasta tanto haya plena certeza de que las Farc van a entregar la totalidad de las armas y el dinero.
Seamos claros, con esta caleta quedaron calatos el Gobierno++ y las Farc. Las Farc, porque mientras hablan de paz y van logrando que el Congreso cree nuevas reformas constitucionales para complacer sus deseos de impunidad y blindarlos por doce años, están teniendo una estrategia para dejar una estructura organizacional con la posibilidad de acceder después a recursos y armamentos ilegales; y el Gobierno porque puso en evidencia de nuevo la improvisación, el desgreño, la falta de rigor y el doble discurso que tiene para entregarle el orden institucional a un grupo criminal que no le está cumpliendo a Colombia.