Columnistas

¿Las causas perdidas?

29 de octubre de 2016

Cuando el bosque puede ser tu jardín: Antes, cuando escuchábamos la palabra bosque, pensábamos en un lugar abierto. En el musgo, la hierba mojada por el rocío y los frutos silvestres o conos de madera caídos después de una derrota con el viento. Lo que no pensamos de niños era que a medida que fuéramos creciendo, el bosque se iría convirtiendo en un lugar privado. Como en Medellín o en Las Palmas. Y es que en nuestra región, el bosque también puede ser ahora el nombre que se le otorgue a una urbanización exclusiva cuyo terreno lleno de naturaleza fue adquirido por una empresa que lo ofrecerá a unos pocos. El problema es que cada vez hay más urbanizaciones privadas con árboles que dejarán de ser públicos. Incluso algunas de esas construcciones se realizarán en suelos de protección en los que hay agua o fuentes de abastecimiento para muchos. Otras tienen un origen dudoso como es el caso del proyecto “Meritage” en el Oriente antioqueño. ¿De verdad están Corantioquia y el Área Metropolitana estudiando a profundidad cada iniciativa de construcción?

A los arquitectos de Medellín: Hay días que sirven como pretexto o razón para recordar y agradecer. Como el pasado Día del Arquitecto que permite reconocer el aporte de algunos de ellos para que esta ciudad recupere varios sectores y tenga más espacios públicos. Gracias a quienes participaron en la creación de Parque Pies Descalzos, Parque de los Deseos, Explora y el Jardín Botánico. A estos se suman el Plan Parcial Simesa–Ciudad del Río, Unidades de Vida Articulada –UVAs- y el Parque Gabriel García Márquez. Estos espacios hacen que Medellín sea más abierta y posible para todos sin importar el estrato.

Un “ejército de voces”: Lunes pasado, afueras del Teatro Pablo Tobón Uribe. Noche, algunas gotas de lluvia. Samuel Castro, escritor y crítico de cine, siguió el ejemplo de un grupo de personas en Bogotá y quiso replicar en Medellín la lectura en voz alta y colectiva de “Los Ejércitos”, la novela de Evelio Rosero que habla de la guerra en Colombia. La idea fue realizar una acción a favor del acuerdo de paz. Para la escritora y licenciada en educación y pedagogía de la lengua, Tallulah Flores, este libro “nos invita a ver más allá de nuestra cotidianidad inmediata y tranquila. La guerra no tiene que tocarle a alguien directamente la puerta para poder entenderla. A nuestros niños se les ha negado la posibilidad de estudiar historia cuando esa materia se retiró del currículo escolar y la literatura es la que ha contado lo ocurrido en nuestro país”. Entre los lectores de “Los Ejércitos” estuvieron los periodistas Ana Cristina Restrepo y Esteban Duperly quien dijo que “ese es el encanto de las causas perdidas porque es muy sutil lo que uno hace al irse a leer en voz alta una noche cuando muchos quieren acciones enérgicas”. Decía Yevgueni Yevtushenko en su poema “Babi Yar”: “Los árboles nos juzgan. Todo grita pero el grito está hecho de silencio”. Aunque algunos vean y callen, ninguna causa está para siempre perdida si hay varias voces dispuestas a hablar por ella.