Las congestiones en el Metro de Medellín
Por Juan Pablo Bernal Mejía
Universidad Eafit
Facultad de Com. Social, 4° semestre
jpbmejia@hotmail.com
Personas que parecen correr por su vida, intentando sobrevivir en medio de pisotones, empujones y uno que otro codazo. Agarran sus pertenencias con sus manos intentándolas proteger de personas mal intencionadas, miran para todos lados y caminan velozmente, evitando chocar con alguien que está en los mismos apuros.
Esta no es una escena de una película de ciencia ficción, es la realidad de muchos, que día a día tienen que soportar estos padecimientos para llegar a sus trabajos y realizar sus diligencias.
El metro de Medellín parecía ser el sistema de transporte masivo que iba a salvar a la ciudad a partir de 1995, pero hoy en día es el dolor de cabeza de muchos. Con el paso del tiempo se ha visto un notable aumento en la población y con ella la congestión de vías y medios de transporte, esto sin contar las múltiples obras de infraestructura y la modernización de la ciudad.
En tiempos pasados, no muy lejanos, evitábamos las famosas horas pico (seis y siete de la mañana, y de la noche), que ahora estas, al igual que el número de habitantes, han crecido. Desde las cuatro y media de la tarde hasta las ocho de la noche es el lapso de tiempo que muchos consideran el mismísimo infierno, y no solo por tener que montarse a los vagones en donde soportan tantos abusos, sino también por el calor que produce el hacinamiento (los supuestos aires acondicionados lo único que soplan es una pequeña ventisca caliente).
Alejandra Posada, asesora comercial del Metro, informa que por cada metro cuadrado deben ir entre siete u ocho pasajeros, algo que no parece importar ni a los usuarios ni a los administradores del servicio, ya que al momento de entrar al vagón todas las normas y hasta la moral, son olvidadas.
¿Le quedó grande al metro de Medellín transportar a sus ciudadanos? En cuanto al número de vagones y de estaciones se ha avanzado, pero esto no es suficiente, hay que acoplarse a las demandas del entorno, y estas superan las acciones emprendidas.
Si los 165 vagones operan, en horas pico, “supuestamente” con el 95 por ciento de su capacidad, ¿cómo sería si alcanzarán el 98 o el 100%?, ¿podría empeorar aún más la situación para las más de dos mil cuatrocientas personas que van en cada tren? .
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