Las Farc, en vez de lista querían cartel
Hay demasiadas coincidencias y evidencias ciertas sobre un significativo número de “guerrilleros” enlistados por las Farc, para ir a la JEP y recibir sus beneficios, que de rebeldes e insurgentes apenas tendrán el antecedente de ser socios de los frentes subversivos, para acopiar hoja de coca, fabricar la pasta y luego darle el toque final de laboratorio, para enviar cargamentos por toneladas a través de la frontera con Venezuela y la inmensidad de la Costa Pacífica.
Acaba de caer en la zona veredal de Tumaco el extraditable Tito Aldemar Ruano Yandun, conocido, según reportes de inteligencia, con el alias de “don Ti”. Desde el 14 de julio la Oficina del Alto Comisionado para la Paz había revocado la acreditación de Ruano Yandun “ante información nueva y determinante, por parte de los organismos encargados de verificar los listados, que demostró que no pertenecía a las Farc”. Outsourcing mafiosos.
Hay analistas y líderes de opinión, incluso vinculados a las campañas de las elecciones que se avecinan, que consideran estéril y de perogrullo recordar hoy que las Farc se desmovilizaron en un momento de penetración absoluta por parte de las estructuras transnacionales del crimen organizado, muy en concreto por las mafias del narcotráfico.
Es necesario reiterar lo evidente, lo obvio, porque los seres humanos solemos olvidarlo. Mucho más en un país de una amnesia (política) demostrada e irónica. Repetida y desfachatada. Lo que ocurre ahora con estas listas de las Farc remite, en el tiempo, a los bloques paramilitares vendidos y franquiciados a narcotraficantes de reconocido historial como los mellizos Mejía Múnera y alias “Gordolindo” o el mismo Diego Fernando Murillo, “don Berna”, ampliamente relacionado con La Oficina y sus pistoleros insignes, “Danielito”, “Rogelio”, “Orión”...
Los hechos concretos cierran el círculo de estas alianzas cuyas fronteras entre contraestado, paraestado y Estado fueron cada vez más difusas y complejas, y que revelan un empoderamiento, un patronato indiscutido del narcotráfico que ha permeado todas las esferas de poder legal e ilegal del país. En pocas palabras: esos actores han sido servidores interesados, y a necesidad, de un negocio dominante: el narcotráfico y su musculosa estructura financiera-corruptora.
¡Claro que importa confirmar que las Farc también han negociado algunos “cupitos” en su lista! Además, con anterioridad el Gobierno Nacional accedió, generoso, a garantizar conexidad al narcotráfico con el delito político. Los paramilitares jugaron sus cartas, pero su cúpula terminó en EE.UU. Las Farc han intentado lo mismo, sin riesgo alguno para su libertad y sus curules.