Las mujeres y la libertad de ser
Por: Daniela Muñoz
Fundación Universitaria Luis Amigó
Comunicación Social, octavo semestre
danimugi9505@hotmail.com
¿Cuándo se supone que podré ser aceptada socialmente y de forma completa por mis capacidades y no por mi físico? Colombia se ha quedado en medio camino en su proceso de desarrollo debido a diversas falencias en numerosos temas que no solo involucran el sistema gubernamental y de educación, sino también a la sociedad en general.
Esta es una sociedad de consumo y sumamente acelerada, en la que se afirma que el machismo se ha disuelto y donde supuestamente la mujer tiene cientos de garantías que la protegen, brindándole bienestar y calidad de vida.
Sin embargo, cabría cuestionarnos y analizar lo que realmente está pasando con las mujeres de nuestro país.
Los colombianos no hemos podido asimilar que somos totalmente diferentes a las potencias mundiales, pretendemos “norteamericanizarnos” y copiar estilos de vida que no concuerdan con el contexto en el que nos desenvolvemos. Las mujeres, cada vez más, idealizamos, y no sé si es por ignorancia, por inocencia o por desconocimiento, nuestra propia cultura.
Es curioso escuchar mujeres que critican ligeramente la cultura de Medio Oriente, en cuanto al sometimiento de la mujer y las precarias condiciones de libertad en las que viven. Pero, ¿será que nosotras sí somos muy libres en Colombia? “Al otro lado del charquito”, como dicen, en un país en el que ciertas maneras de vestir se consideran una provocación a los hombres, y que, en consecuencia, si le faltan al respeto “es porque se lo buscó”. O, peor aún, un lugar donde las mujeres no son aceptadas para algunos cargos profesionales y si lo son, es por fuerza mayor, por obligación.
¿Será que sí vivimos libres? Cuando cada vez nos vemos esclavizadas a la idea de poseer un cuerpo esbelto, porque así lo vende el mercado; cuando tener más de 40 años es sinónimo de exclusión en múltiples tareas. ¿Será que sí somos incluidas en los discursos? Cuando, en realidad, generalizan, estandarizan, igualan.
¿Por qué las que no cumplimos con ciertos estándares de belleza somos invisibilizadas? ¿Dónde queda la diversidad? Y si una mujer habla de sexo, ¿por qué se escandalizan? Son muchos asuntos por analizar, pero mi conclusión nace de un objetivo vital: conocer realmente cuál es esa libertad femenina de la que tanto hablan
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