Columnistas

LLEGA EL ADVIENTO

07 de diciembre de 2014

Tiempo del anuncio de Dios que vendrá en Navidad a traernos la paz. Tiempo de preparación para que podamos recibir a Dios que llega.

La liturgia de hoy domingo dice que la paz es un regalo de Dios, que Navidad es la celebración de ese regalo; y que ese regalo necesita que nosotros dispongamos nuestro corazón para recibirlo personalmente, en familia y en sociedad.

El mensaje es de esperanza porque llega la paz; y es un desafío porque exige de nosotros estar preparados.

Como esperanza, es la expectativa de un mundo nuevo, de una Colombia sin odios ni desigualdades, sin violencia ni guerra. Anhelo de un regalo de Dios que nosotros no estamos en capacidad de producir. Aguinaldo de un sueño que maravillosamente llega a hacerse realidad.

Reto de prepararnos para que esto sea posible. Un reto descomunal en Colombia cuando nos han invadido el pesimismo y la incredulidad. Cuando nuestros corazones están endurecidos. Cuando en la familia la paz nos divide. Cuando nuestra sociedad está cargada de desesperación. Un reto exigente que llama a la responsabilidad porque el regalo de la Navidad es una gracia, pero es una gracia cara.

Los textos anuncia el don: “El Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca. El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz se abrazarán”. Salmo 84.

“Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice tu Dios!”. Isaías 40.

Y anuncian la tarea para que Dios entre nosotros sea posible: “Queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que Él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche”. 2 Pedro.

“¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios. ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras, y los terrenos escarpados, en planicies!”. Isaías 40.

Por eso el Evangelio nos presenta a Juan el Bautista invitándonos a la preparación: “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”. Marcos 1.

Ojalá todos en estas semanas de Adviento antes de Navidad abramos nuestros corazones a un Dios que se toma en serio a todas las mujeres y los hombres de Colombia, que no ha excluido a nadie de su amor y de su proyecto, que nos llama a convertirnos, a ser proactivos en la verdad y la justicia, a aplanar las montañas que nos alejan del perdón y a preparar el camino del diálogo y de la construcción colectiva para que la Navidad del Dios de la Paz sea posible entre nosotros.