Columnistas

LOS MULLAHS Y SUS MISILES

16 de mayo de 2016

El lunes, el vice-jefe de gabinete de las fuerzas militares iraníes anunció que el Estado Islámico había probado exitosamente otro misil balístico, esta vez un arma de alcance medio de alta precisión con un alcance reportado de 2.000 kilómetros, o 1.250 millas, y con un grado de exactitud que él dice ser “sin error alguno”. Si estas declaraciones son ciertas, el Medio Oriente entero, incluyendo a Israel, está al alcance de los misiles de los mullahs.

No fue revelado si este misil tenía su intención genocida inscrita en él, como lo han tenido otros misiles recientemente evaluados por los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, con la inscripción en hebreo “Israel debería ser borrada del mapa”. El régimen iraní está continuando su marcha determinada hacia no solo un arma nuclear, sino los medios para lanzarla, primero contra Israel y luego contra los Estados Unidos.

Esta realidad hace aún más inexplicable la resuelta fe del presidente Obama en que, desde la elección del presidente Hassan Rouhani en el 2013, Irán ha recorrido un “camino más moderado” en detrimento de los viejos de línea dura, y que Rouhani y su administración serían socios fiables en negociaciones sobre el programa nuclear de Irán.

Para dar reconocimiento donde se debe, el régimen en Teherán ha sido franco y abierto sobre su continua hostilidad hacia América e Israel. En los meses desde que la administración Obama y otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas junto con Alemania (el grupo al que comúnmente se conoce como el P5+1) concluyó el tratado con Irán llamado el Plan de Acción Integral Conjunto, los Guardias Revolucionarios han probado al menos cuatro misiles balísticos. Adinerados con los $100 billones que dicen estar recibiendo en activos descongelados bajo el tratado, los mullahs se han dedicado a gastar, finalmente comprando, entre otras cosas, el sistema ruso de misiles S-300, el cual está siendo enviado a ellos.

¿Quién puede olvidar las abrasadoras imágenes de los marineros americanos de rodillas con pistolas apuntadas a sus cabezas por parte de nuestros socios ‘moderados’ el pasado enero? Solo la semana pasada, en el transcurso de recibir a una delegación oficial del movimiento militante Jihad Islámico Palestino basado en Gaza, el cual fue designado como grupo terrorista en 1997 por el Departamento de Estado, por sus esfuerzos por destrozar a Israel, el líder supremo Ayatollah Ali Khamenei reiteró que la primera directriz de la República Islámica sigue siendo, como lo ha sido desde 1979, hacer la guerra contra Estados Unidos e Israel.

El sábado el ministro extranjero de Irán, Mohammad Javad Zarif, ese fiable homólogo del secretario de Estado John Kerry, afirmó públicamente al Parlamento Iraní que el mismo líder supremo que acababa de declarar que hacerle daño a América e Israel era su objetivo principal sigue siendo el máximo árbitro de la política extranjera iraní. Y como un último recuerdo de cómo se maneja la República Islámica hacia América.

Suficiente. La política de los mullahs permanece, por admisión propia, inalterada. Es la misma que inspiró a los así llamados revolucionarios de 1979 para tomar a 52 americanos como rehenes por 444 días, y motivó ataques asesinos contra israelíes y americanos desde Buenos Aires hasta Beirut hasta Bagdad a través de las décadas siguientes. Lo único que está cambiando ahora es la potencial escala de esta violencia, ya que buscan reemplazar camiones bombas y artefactos explosivos en carreteras con las armas más destructivas del planeta y los medios para transportarlos.

Lo sensible ahora es enfrentar esta realidad, por más desagradable que sea, y hacer lo posible por reforzar nuestras defensas y las de nuestros aliados.

Como un primer paso, estoy ansioso por trabajar con mis colegas en el congreso y en los meses que vienen para asegurarnos de que el fracaso de Obama por financiar a los programas de defensa antimisiles de Israel en su última solicitud de presupuesto sea reversado. De manera alarmante, incluso después de admitir que el tratado nuclear con Irán pone a Israel en mayor peligro y prometer que el apoyo hacia el estado judío sería incrementado, el presidente no pudo encontrar ni un solo dólar para dedicar a la adquisición de los sistemas de defensa antimisiles David Sling o Arrow-3, los cuales están siendo desarrollados por Estados Unidos e Israel