Los ojos de la filosofía
Por
Luis Fernando Acevedo Á.
Universidad de Antioquia
Licenciatura en Filosofía, cuarto semestre
lfernando.acevedo@udea.edu.co
Una de las actividades más cotidianas del ser humano es el pensar. Algunas personas hemos decidido afrontar el reto en forma más específica, por medio de las ciencias humanas, haciéndolas parte fundamental de nuestro trabajo. Ello nos invita a una reflexión sobre la realidad puesto que el humanista debe ser un ilustrado en todo lo que aparece en la realidad histórica.
En el mundo globalizado las ciencias humanas han perdido su credibilidad, pues se ha pensado que no aportan nada económicamente. Sin embargo, las ciencias humanas no se pueden archivar, hay que rescatarlas y darles el valor que tienen por sí mismas; este es el caso de la filosofía, ya que esta parte de la vida cotidiana, teniendo como propósito la capacidad de asombro que se lleva en lo más profundo de nuestro ser, nos permite adquirir así el thelos o la finalidad en nuestra vida.
Las ciencias humanas son instrumentos de crítica social por medio de los cuales se pueden desarrollar infinidad de construcciones en torno a la formulación de problemas, y mediante el ejercicio de la filosofía se construye una idea.
El filósofo, quizá, no da solución a los problemas pero sí ayuda a que lo complejo se convierta en una nueva forma de comprender el concepto por medio de ejemplos.
Aquel que llega a tener la capacidad de cuestionar la vida hace un ejercicio riguroso por intentar dar una nueva perspectiva a aquello que no somos capaces de dar respuesta, sin caer en dogmatismos o pragmatismos, que en realidad nos harían divagar sin sentido de las cuestiones importantes en torno a la figura del conocimiento, reduciendo esta cuestión a la doxa sin interpelar un verdadero camino hacia la episteme.
El mundo con otra mirada se abre para hacer posible una magia única que permite ver otra dinámica trascendental del mismo mundo, en la lógica del conocimiento, que se ve reflejada por las ciencias humanas .
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