Los padres somos sembradores de vida
Entre más claridad tengamos sobre la clase de personas que queremos que sean nuestros hijos, más fácil será determinar lo que nosotros debemos hacer para contribuir a ello y menos los errores que cometeremos en el proceso.
Tener un hijo es sembrar la vida y como toda siembra exige paciencia. No hay forma de acelerarla ni de tomar atajos, y cualquier esfuerzo en ese sentido puede arruinar los resultados. Lo importante es tener en cuenta que cada una de nuestras acciones tiene un efecto, por lo que debemos pensar antes de actuar, porque después de que la semilla de la acción ha sido plantada, recibimos toda una cosecha y sus resultados dependerán del cuidado con que la hayamos cultivado.
Cuando nos ocupamos ante todo de los aspectos funcionales de la crianza de los hijos, es decir, que coman bien, que estudien, que practiquen un deporte, que colaboren en el hogar, y nos centramos en las metas a corto plazo, como son que ingresen a un buen colegio y que sobresalgan en los estudios... es fácil perder de vista qué será lo que cosecharemos.
Un buen educador debe aprender ante todo a considerar los efectos de su labor a la luz del futuro y no del presente. No es el puntaje a mitad del partido, sino los resultados finales los que nos hacen ganadores o perdedores. Es fundamental que estemos conscientes del fin último de nuestra tarea como padres y la forma como nuestras acciones afectarán el sentido que los hijos le darán a su vida. Lo que hayamos plantado durante su crianza es lo que determinará lo que ellos ambicionarán, lo que harán con su vida y la clase de personas en que se convertirán.
Nuestra felicidad y la de los hijos dependen de la generosidad de nuestro afecto, no de lo dignos de amor que sean ellos. La forma como los tratemos será la que determinará como se tratará la Tierra, que actitudes regirán las relaciones entre las naciones, que armas se construirán, que guerras se pelearán... que vidas se sacrificarán.
Los resultados de nuestra dedicación a criar a nuestros hijos serán positivos si nuestra meta es lograr que su vida tenga un propósito positivo y que trascienda más allá de si mismos.