Los que se quedan y los que se van
Es preocupante que vengan creciendo rumores, muy fuertes y de voces autorizadas, de las presuntas disidencias dentro de las Farc. Sé, por parte de desmovilizados que aún mantienen contacto con los mandos medios, a través de correspondencia clandestina proveniente del mismo monte, que lo que se viene diciendo tiene mucho de cierto.
Los que hoy llevan una vida civil, aún tienen lazos de amistad en los frentes. Allí se crean relaciones de familiaridad y colegaje, tras muchos años de guerra; y, sin duda, la distancia no es barrera para mantener alguna comunicación.
Hasta hace algunos meses mantuve contacto con varios desmovilizados. Por curiosidad les pregunté por algunos de mis carceleros. El jefe de finanzas del frente Aurelio Rodríguez, por ejemplo, me repitió varias veces que tenía que cuidarme. “Viejo, cuídese que Rubén Morro vive puto con usted -me dijo-. Alega que usted es un cucho hijo de puta que él tuvo casi 9 años cuidándolo, que se mantenía enfermo y que nunca lo amarrábamos, y que para volarse si estuvo aliviado”.
Esa comunicación clandestina da cuenta de que, pese a los acuerdo de paz, muchos combatientes no quieren salir. Las autoridades de inteligencia lo saben y lo ocultan para no generar pánico ni perturbar el normal desarrollo del proceso de implementación de acuerdos. El Comando Central de las Farc decidió, incluso, expulsar a comandantes de algunos frentes. Algunos de ellos habían estado en La Habana, donde se mostraron convencidos del proceso, pero con el paso del tiempo han decido no acatar las órdenes.
Esa decisión de expulsión, pienso, produce más descontento. Desde el comienzo muchos se vieron obligados a aceptar el proceso. Y creo que faltó más contacto y pedagogía con los mandos medios, que son los que han sostenido esta guerra y que ahora ven una oportunidad única de quedar como comandantes, así sea en la disidencia. Durante décadas vieron los privilegios que tenían sus superiores, ahora por fin los gozarían ellos.
El frente primero de las Farc, uno de los que más preocupa, históricamente ha sido el mayor proveedor de dinero para al resto de frentes. Con cerca de 200 hombres, es una empresa de narcotráfico y minería ilegal en Guaviare, Guainía y Vichada. Es recordado por las sangrientas tomas en Guaviare, Mitú, Vaupés y Las Delicias.
También presentan alertas el frente 57, estratégico en la ruta de la coca hacia Panamá y Centroamérica; el frente 30 sigue operando en alianza con las bacrim en Buenaventura; la columna Daniel Aldana se mantiene muy fuerte y es conocida por sus actos de alto impacto; y ni qué decir del 33, con presencia en el Catatumbo y con gran apoyo de milicianos.
Las disidencias serán ahora una nueva y preocupante fase del proceso de paz. Los rumores sobre estas vienen de fuentes creíbles. Lo grave es que el comando central no tiene muchas herramientas para persuadir y, además, los asesinatos a líderes campesinos contribuyen con el miedo.
Está creciendo el número de guerrilleros que decidieron quedarse en armas. ¡Ojo!.