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Los “Talentos ocultos” para la llegada a la luna

31 de enero de 2017

Dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Es una frase que puede aplicarse a la vida familiar, sentimental y profesional. Para que los astronautas Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr y Michael Collins llegaran a la luna aquel memorable 20 de julio de 1969 se requirió del talento de, no una, sino tres mujeres. Ellas son Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson. Y las tres tenían algo en común: eran afroamericanas.

Fue la escritora Margot Lee Shetterly, hija de un investigador afroestadounidense del Centro de Investigación Langley de la NASA , quien descubrió la historia, hasta el momento desconocida, y quien aseguró que la hazaña de estas tres mujeres era digna de ser contada. Su libro fue llevado al cine y hoy “Hidden Figures” o “Talentos ocultos”, como se le conoce en español, está nominada a varios premios Oscar, entre ellos el de mejor película.

Cuesta imaginarse cómo unas mujeres afroamericanas pudieron desafiar la segregación racial que entre las décadas de los 40 y 70, era tan socialmente aceptada en algunos estados de Estados Unidos.

Las tres sufrieron en primera persona este rechazo en sus años de universidad y en su vida laboral. Tenían que caminar (y a veces correr) una milla para ir al baño. Debían sentarse en la parte de atrás de los buses públicos o servirse el café desde una cafetera (que muchas veces estaba vacía) solo para personas de raza negra.

Y fue en ese contexto que se hicieron más evidentes los resultados del trabajo duro de estas intrépidas mujeres que se dedicaron a realizar ecuaciones y cálculos que luego fueron decisivos para los viajes interespaciales.

Así, Katherine Johnson calculó la trayectoria de las misiones Apolo y Mercurio, Dorothy Vaughan fue la primera supervisora afroestadounidense de la NASA y Mary Jackson, que se convirtió en en la primera ingeniera afroestadounidense de la NASA.

La película muestra a Johnson de pequeña, como una niña inquieta por los números. Por calcular y contar todo lo que veía a su alrededor. Un talento que fue cultivando y que la hizo ser la primer mujer afroamericana de graduarse de la Universidad Estatal de Virgina Occidental. Esta mente también fue descubierta y valorada por sus docentes y se fue desarrollando hasta el punto de resolver ecuaciones que antes habían sido imposibles y que abrieron nuevas rutas en la conquista del espacio.

“Talentos Ocultos” tiene un excelente reparto, conjuga muy bien los momentos de tensión, drama y humor. Una historia que ensalza el espíritu (en estos días en que los grupos minoritarios en Estados Unidos andan tan decaídos con las medidas del presidente Trump) y destaca la vida de estas mujeres que creyeron en sí mismas y que no se dejaron etiquetar por los prejuicios sociales o raciales de los que aún hoy vemos tantas secuelas. Una historia que deja ver cómo sus colegas fueron poco a poco dejándose admirar, aprendiendo a respetar y aprender de la mente de estas genios de los números y la física.

El libro y la película que llevan el mismo nombre saca del “escondite” el talento, la disciplina y la confianza en sí mismas de Katherine, Dorothy y Mary Jackson, cuyo trabajo silencioso marcó un hito en la historia de la conquista del espacio. ¡Cuántos talentos ocultos existirán detrás de los grandes hitos de la historia! Ojalá muchos escritores y cineastas los sigan dando a conocer.