Columnistas

Más espinas que flor

11 de abril de 2016

A veces por hacer bonito se hace feo, ciertos favores resultan siendo maldiciones, y como todas la “flores” no huelen bien, como el olor a cadáver de la Titan Arum, que afortunadamente solo florece tres o cuatro veces en sus casi cuarenta años de vida, hasta ciertos halagos parecen diseñados por los enemigos.

En abril 5 de 1916 quien hacía la sección “Variedades” de este periódico quiso echarles una flor a las mujeres, pero si lo hubiera hecho la semana pasada estaría buscando el manual de Bin Laden de escondites de las montañas afganas de Tora Bora. Decía el que ahora agradecería por estar muerto: “la mujer por su propia naturaleza, está destinada a las ocupaciones domésticas”... “cuando su voz tiene eco y ascendiente en el seno de la familia, es el ángel tutelar que vivifica todos los sentimientos nobles y elevado”. Pero la espina gigante de esta “flor” es la siguiente: “su poder está en el corazón, donde encuentra siempre recursos que en vano buscaría en su inteligencia”.

Hasta Colombia cambia y no hay que juzgar a este sujeto porque su pensamiento es la manifestación de lo que veía en su casa y de lo que era este país hace un siglo. En vez de culparlo preferiría que estuviese vivo y ver su cara. Yo no dudo que las mujeres continúan teniendo en su corazón una parte de su poder, pero ya no es su inteligencia la zona estéril que suponía nuestro amigo de principios del siglo XX. ¿Qué se iba imaginar él que finalizando el mismo siglo, en 1991 para ser preciso, Doña Ana Mercedes, una mujer y colombiana ejemplar con una inteligencia tan grande como su elegante trato, sería quien iba a dirigir el periódico?

Quisiera ver la cara del periodista si entrara a mi salón de clase, donde tengo la fortuna que casi dos terceras partes de mis estudiantes son mujeres, que cuando les va mal, sacan iguales notas que los hombres.

Hoy tenemos el privilegio de hacer una lista enorme de mujeres inteligentes y admirables para mostrar. La mía empezaría por mi madre y mi hermana, pero quisiera mencionar a dos mujeres que podrían hacerle creer a nuestro amigo centenario, que resucitó en otro país o en otra galaxia.

María Vélez de Berliner, que desde jovencita se negó a terminar convertida en otra dama prestante de la alta sociedad paisa en la que nació, y contra todo y todos se fue a estudiar a EE. UU. en donde a pesar de la discriminación que allí se le hace a una mujer y además latina, por su inteligencia y capacidad de trabajo hoy ocupa un importante lugar en la Comunidad de Inteligencia de ese país. La coordinadora del destacadísimo grupo de investigación de biotecnología de la Universidad de Antioquia, compuesto el 80 % por mujeres, la Dra. Lucía Atehortúa, una mujer excepcional y brillante que está adelantada a su tiempo y tal vez por ambas cosas nuestra dirigencia miope no ha podido apreciar su magnitud e importancia, como sí sucede en el exterior.

¿Y usted a quién le presentaría?.