Columnistas

¿Me la fumo o me la unto?

21 de noviembre de 2015

Desde que tenemos noticia del sector salud en Colombia, este ha tenido una problemática muy compleja y multicausal que se ha acentuado muchísimo en los últimos años, hasta llegar a ser hoy por hoy un verdadero conflicto de gran incertidumbre.

La llegada de la ley 100 de 1993 fue para nuestro país un asunto realmente importante: fue el tránsito de la caridad al derecho; a partir de entonces la gente puede llegar a hospitales y clínicas investido de los derechos que tiene y que le ampara el Estado.

No quiere decir que no persistan problemas. Los hay y tan grandes como la insatisfacción que hay por parte de quienes interactúan con el Sistema, entiéndase pacientes, prestadores (médicos y demás personal de salud) o aseguradores. No se explica entonces que con problemas tan supremamente importantes, nos enfrasquemos y gastemos tiempo y dinero en arreglar un problema que no tenemos: el de la marihuana untada.

¿Cuáles son las enfermedades que se curan si y solo si se usa marihuana? ¿Cuál es la prioridad, en términos de recursos económicos, que se atenderá con la marihuana untada? ¿En términos de dolor qué calmará? ¿o de tristeza que hará superar, para que el Ministerio se vea obligado a dar el debate y a convencer a mucha gente para que finalmente se apruebe la marihuana untada?

Ahora, si disponer de esa lámpara de Aladino (se frota y basta) fuese verdaderamente más importante y urgente que meterle el hombro a nuestros problemas reales para tener al Ministerio empecinado en dar debates, pues que importen los frasquitos con tan maravilloso linimento y... santo remedio.

*Director

San Vicente Fundación.