Miénteme
Una gran parte de la gente vive en y de la mentira. El Nacionalsocialismo nazi descubrió la estrategia de que una mentira repetida mil veces, terminaba aceptándose como una verdad; y convenció a los alemanes de que era verdad la mentira de que para preservar la raza aria era un acto moral exterminar a judíos, negros, homosexuales y deformes. Los mismos oficiales nazis, de tanto repetirla, se creyeron la mentira que se inventaron. Murieron convencidos de que estaban haciendo el bien y obrando bajo una verdad moral.
El espíritu nazi sigue vivo. Muchos mienten deliberadamente para convencer a otros de una mentira, y lo logran. Y es tan poderosa y carismática la figura del líder que miente, que no existe manera humana de derribar esa mentira. Todas las pruebas racionales son incapaces de desmontar aquella mentira, considerada como verdad.
¿Qué hay en la vida de una persona que prefiere la mentira y admite que se la sostengan y, aunque le confiesen que le han mentido, no le importe y siga creyendo como verdad la mentira confesada? Muchas personas ‘educadas’, exhibiendo títulos profesionales y hasta posgrados, han sido víctimas de ese tipo de manipulaciones. Aunque parezca increíble, algo superior a la razón es capaz de eclipsar el raciocinio humano: el miedo.
Miéntele usando el miedo y tendrás a una persona a tus pies. Y muchos lo hacen, lo saben, lo aceptan y lo promueven: algunos medios de comunicación, ostentando los valores del periodismo tradicional (que enseña como objetividad informativa mostrar la parte y la contraparte) dan voz a los grandes ‘personajes’, así sea una voz manipuladora y mentirosa. Por eso mucha gente presa del miedo acepta, sin discernir con la razón, la voz del líder. Voz amplificada por poderosos medios informativos.
En algunos, la fuerza emocional del miedo, explotada magistralmente por el líder, se solidifica como verdad racional en la mente humana que, aunque se sepa engañada, ha convertido su miedo exacerbado en su gran verdad. No existen fuerzas humanas ni racionales capaces de derribar esa mentira-verdadera.
Generalmente las personas prefieren que otro piense por ellas y no acuden a las fuentes originales. Investigar por cuenta propia no es el verbo que más viven las personas que prefieren repetir lo que su líder ha dicho con voz de autoridad. Un líder con “superioridad” moral que “no se equivoca”.